España y Portugal defienden el gran momento del fútbol ibérico
La Candidatura Ibérica presenta las cifras más altas de todas las aspirantes: 18 sedes, 21 estadios y 3,7 millones de entradas
Madrid
Los mejores estadios del mundo y el peso que el fútbol ibérico tiene internacionalmente son los principales reclamos de la candidatura de España y Portugal para organizar el Mundial de 2018, con la mayor oferta de entradas, plazas hoteleras y red ferroviaria de alta velocidad.
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El campeón de Europa y del mundo, propietario también de la Liga más potente y con las máximas estrellas, presenta este jueves de la mano de su vecino Portugal un proyecto sólido y con escasa necesidad de inversión en infraestructuras para organizar un torneo que España ya albergó con éxito en 1982. Dieciocho sedes, 21 estadios y 3,7 millones de entradas, las cifras más altas de los cuatro aspirantes, corresponden a la Candidatura Ibérica, que ofrece también más de un millón de habitaciones y un bajo coste de inversión, en torno a 675 millones de dólares, aspecto nada desdeñable en el momento económico actual.
Siete estadios de elite, el partido inaugural en el Camp Nou y la final en el Santiago Bernabéu, redondean un proyecto que cuenta con la posibilidad de celebrar en tres ciudades distintas las semifinales y el partido por el tercer puesto, con la coordinación de un mando único de seguridad para los dos países. España jugaría los partidos en su territorio y Portugal en el suyo. La competición se celebraría del 15 de junio al 11 de julio con 45 encuentros en España y 19 en Portugal, entre ellos uno de las semifinales y el tercer puesto.
La península Ibérica, donde el fútbol hace que más de 200 millones de personas acudan cada año a sus estadios y que otros cuatro millones lo practiquen, enriquece su oferta deportiva con otra cultural, dentro de un proyecto de marcado compromiso social y medioambiental. El mundial paralelo de la cultura y el destino del 0,5% del presupuesto del comité organizador para fines sociales así lo refrendan, junto a una original propuesta ecológica. Por cada gol que se marque se plantarán mil árboles en la ciudad donde se consigan, todo ello en uno de los grandes destinos turísticos del mundo.
Aunque cuando este jueves hagan su última presentación, será difícil cambiar el voto de los miembros del Ejecutivo de la FIFA, España y Portugal hablarán de la vinculación histórica de dos países, que quieren hacer llegar al mundo lo que el fútbol significa en ellos y lo que ellos representan para este deporte. Así lo expondrán los presidentes de las federaciones española y portuguesa, Ángel María Villar y Gilberto Madail, respectivamente, que rivalizaron en 1999 por albergar la Eurocopa de 2004, celebrada en terreno luso, y que acuden de la mano a esta elección. Ajenos al lenguaje económico que dentro de la crisis los señala en el círculo de la desconfianza y lejos de la polémica que rodea a esta elección en su tramo final, con acusaciones de corrupción y compra de votos, Villar y Madail pedirán la confianza de sus colegas respaldados por sus gobiernos.
Con el lema "Jugamos en equipo, nos une la ilusión", la Candidatura Ibérica tratará de culminar un empeño por el que ha trabajado con seriedad y discreción, a veces demasiada, pese a verse salpicada por el juego sucio de quienes la consideran un rival a temer.