La mejor de las noticias

La diplomacia mundial anda revuelta, se le han visto las costuras y las consecuencias de la divulgación de los documentos de Wikileaks son todavía imprevisibles. Serán importantes, eso si, y profundas, pero todavía anda la diplomacia intentando digerir tanto cable, tanta mención y tanto secreto al aire. Que lo que se cree confidencial salga a la luz pública... va a dificultar a partir de ahora el trabajo de las embajadas, por no hablar de las consecuencias en las relaciones entre países aliados y entre los que no lo son.

Aquí en España el primer zarpazo a la confianza lo ha recibido la Audiencia Nacional. De los papeles se desprende que Washington utilizó a alguno de sus fiscales para frenar casos, como el de la muerte de José Couso o la investigación sobre Guantánamo.

Y esto va más allá de la opinión o la preocupación de la casa Blanca sobre la ideología del presidente español, o la salud mental de la presidenta argentina, por poner dos ejemplos. Estados Unidos intentó meter mano en la justicia de un país, en uno de los pilares del Estado de Derecho y esto si requiere explicaciones.

Y por último, sobre la polémica de si la publicación de estos documentos es o no es periodismo, el solo planteamiento ofende. En los tiempos del oscurantismo, en los que los estados intentan cada vez más ocultar y hurtar la información a sus ciudadanos, en los que los políticos casi no aceptan preguntas y si lo hacen es para responder con un argumentario, en los que la información la dirigen los gabinetes de prensa, los documentos de Wikileaks son la mejor de las noticias: primero, para la salud de la profesión, y segundo, para la salud de la democracia, que es lo más importante.