Los culpables, beneficiados

Hoy, de nuevo, los mercados acechan a España. La bolsa cierra una de sus peores semanas, la deuda marca máximos y la tensión parece no tener límites. El Gobierno sigue intentando transmitir seguridad y la oposición sigue intentando cuestionar la veracidad de todo lo que dice el Ejecutivo. Y la pregunta es: ¿A quién va dirigida toda esta actuación? ¿A quién tranquiliza el Gobierno? ¿Quiénes son los mercados? En esta crisis que genera tanta incertidumbre, hay un aspecto que todavía pone más nervioso: la impersonalidad de nuestro interlocutor. Un ente abstracto, no elegido democráticamente por nadie, sin rostro y, hasta podríamos decir, sin alma, pero cuya amenaza atemoriza más que cualquier realidad.

¿Cómo se convence a los mercados si no les vemos? ¿Cómo se les explica que lo estamos intentando? Porque hasta ahora parece que ni lo dicho por nuestro Gobierno ni por las autoridades europeas ha tenido ningún efecto. Si sabe Almunia que los mercados tienen dudas, el quizá les conozca más que nosotros. Lo cierto es que todo aquello que se dijo al inicio de la crisis no sirvió de nada, cambios en el sistema que debían castigar a especuladores y otros culpables del desastre. No sólo no ha pasado esto, sino que estos culpables siguen siendo los grandes beneficiados.