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Sarkozy abre la vía a la remodelación del Gobierno con la dimisión de Fillon

La dimisión formal de Fillon y de todo su Gobierno sucede tras varias semanas de conjeturas sobre las posibilidades de que el ministro de Ecología, Jean Louis Borloo, encabezara el nuevo Ejecutivo

Dimisión en bloque del Gobierno francés presentada por François Fillon / EFE(EFE)

La anunciada remodelación del Gobierno francés ha dado su primer paso con la dimisión del primer ministro, François Fillon, que la presentó al presidente de la República, Nicolas Sarkozy, quien se la aceptó sin nombrar aún sustituto.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha anunciado la dimisión del primer ministro, François Fillon, y de su Gobierno, según un comunicado oficial del palacio del Elíseo.

"En aplicación del artículo 8 de la Constitución, François Fillon ha presentado al presidente de la República la dimisión del Gobierno", se añade en la nota, donde se agrega que Sarkozy acepta la dimisión y pone fin a las funciones del primer ministro.

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El artículo 8 de la Constitución francesa establece que es el presidente quien nombra al primer ministro y que sus funciones concluyen cuando éste presente la dimisión del Gobierno. La dimisión de Fillon es un trámite necesario para cualquier remodelación del Gobierno que se especulaba desde hace tiempo.

Se define así el largo proceso de cambio del Ejecutivo, que el propio Sarkozy adelantó el pasado julio y que ha dado pie a numerosas especulaciones sobre los cambios que el Palacio del Elíseo (sede de la Presidencia francesa) podría llegar a aplicar.

El presidente, sin embargo, no tenía intención de anunciar hoy el nombre del que será el nuevo primer ministro, que podría volver a ser Fillon de confirmarse las listas que los últimos días han manejado los medios de comunicación franceses.

Al poco de conocerse la dimisión de Fillon, algunos de éstos, como el diario "Le Monde", aseguraban que la "reconducción" del primer ministro al frente del Gobierno se dará a conocer el domingo, mientras el Elíseo guardaba silencio.

La dimisión formal de Fillon y de todo su Gobierno sucede tras varias semanas de conjeturas sobre las posibilidades de que el ministro de Ecología, Jean Louis Borloo, encabezara el nuevo ejecutivo.

La línea de firmeza mantenida por Borloo durante las reiteradas y masivas manifestaciones y huelgas en contra de la reforma de las pensiones pusieron al ministro en cabeza de esas especulaciones, aunque Fillon ganó posiciones en esas conjeturas en las últimas jornadas.

La independencia con que se veía al primer ministro en relación con el inquilino del Elíseo jugaba en su contra, a juicio de los que han visto en él tan advertido plan de Sarkozy un intento por parte de éste de deshacerse de un rival que salía casi indemne de la quema por la fuerte oposición en la calle contra el proyecto de reforma de la jubilación.

Considerado por Sarkozy como plan fundamental de su mandato, en julio ya dijo ante millones de franceses en televisión que "a finales de octubre", con la ley de reforma de pensiones aprobada, se pondría manos a la obra en la remodelación del Gobierno.

Entre las figuras con cuya salida se cuenta está la ministra de Justicia, Michèle Alliot Marie, anterior responsable de Interior, mientras que unos comentarios de hoy mismo del ex primer ministro, Alain Juppé, daban a entender que formará parte del nuevo ejecutivo.

Nada se sabe de momento del destino de otros hombres claves del Gobierno saliente, como el titular de Empleo, Eric Woerth, utilizado hasta el último momento en los planes del Gobierno en la defensa de la reforma de las pensiones, a pesar de la polémica que envuelve desde hace meses su nombre por el escándalo Bettencourt.

Entre los ministros hipotéticamente salientes, el de Interior, Brice Hortefeux, cuya imagen quedó estrechamente unida en los últimos meses a los muy criticados desmantelamientos de campamentos de gitanos rumanos y búlgaros, cuyas expulsiones de Francia recibieron además críticas internacionales contra el Gobierno galo.

Sin embargo, Hortefeux podría continuar, como probablemente la sólida ministra de Economía, Christine Lagarde, a la que se daba como valor seguro estos días en una nueva edición del Gobierno Fillon.

Este nuevo Ejecutivo, o "gobierno de combate", como se le ha llegado a llamar, entrará en funciones por lo tanto al tiempo que Francia asume la presidencia del G-20 y su presidente se dispone a intentar recuperar posiciones en las listas de favoritos de los franceses para una eventual, y aún no oficialmente confirmada, nueva candidatura al Elíseo.

 
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