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Los genes tibetanos se adaptaron a la altitud en menos de 3.000 años

Viven con niveles de oxígeno un 40% más bajos

Los tibetanos se separaron de la dinastía china hace menos de 3.000 años y, a partir de ese momento, desarrollaron una capacidad genética única para adaptarse a altitudes elevadas y sobrevivir con niveles bajos de oxígeno, según las conclusiones de una investigación dirigida por la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), publicada en su última edición por la revista 'Science'.

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La adaptación a la falta de oxígeno ha permitido subsistir a muchos pueblos, desde los propios tibetanos a las civilizaciones andinas, pese a vivir a gran altura. Para ello, la ciencia siempre ha tratado de buscar una explicación genética ya que por encima de los 13.000 pies (más de 3.900 metros aproximadamente) los niveles de oxígeno son un 40 por ciento más bajos que al nivel del mar, lo que provoca dolores de cabeza, cansancio, y bebés con bajo peso al nacer.

Sin embargo, los tibetanos no presentan ninguno de estos problemas pese a que, además, sus niveles de hemoglobina y de saturación de oxígeno en sangre son más bajos.

Con el objetivo de comprobar cuándo se produjo esta adaptación a unos niveles de altitud elevados, en esta investigación se comparó el ADN de 50 habitantes del Tíbet con el de 40 ciudadanos de Pekín pertenecientes a la dinastía Han, el grupo étnico dominante en China al que, en algún momento, pertenecieron los tibetanos.

Para ello contaron con la colaboración del Instituto de Genómica de Pekín (BGI, en sus siglas en inglés), que se encargó de tomar las muestras de sangre de los participantes para medir la saturación de oxígeno, la concentración de glóbulos rojos y los niveles de hemoglobina.

Ya en el laboratorio, se utilizaron las últimas tecnologías en secuenciación para cortar el ADN en muchas muestras que luego fueron comparadas por un equipo de la Universidad de California, liderado por el profesor Rasmus Nielsen.

El análisis reveló que los tibetanos se separaron de su ancestro común hace unos 2.750 años, cuando estos se trasladaron a la meseta. Además, al comparar sus muestras genéticas con los de los chinos Han encontraron hasta 20.000 genes básicamente idénticos, si bien había una treintena con grandes diferencias en su ADN, la mitad de ellos relacionados con la forma en que el cuerpo hace uso del oxígeno.

"Es el cambio genético más rápido que se ha detectado en los seres humanos", asegura el profesor Nielsen, que destaca que la diferencia más radical se produce en el gen EPAS1, presente en el 87 por ciento de los tibetanos pero sólo en un 9 por ciento de los chinos Han.

Dicho gen se conoce como el gen del "súper atleta", identificado hace ya varios años y asociado a una mejor condición atlética, y se caracteriza por codificar una proteína implicada en la detección de los niveles de oxígeno y, tal vez, al equilibrio del metabolismo aeróbico y anaeróbico.

Según los análisis, los tibetanos con un alelo de esta mutación tenían la hemoglobina igual que los chinos Han aunque, en cambio, aquellos que presentaban dos alelos mutados presentaron concentraciones significativamente más bajos de hemoglobina. Pese a todo, todos ellos presentaban la misma concentración de oxígeno en la sangre.

Esto demuestra que la mutación parece proporcionar un mecanismo alternativo innato para hacer frente a los bajos niveles de oxígeno, ha explicado Nielsen.

Estos nuevos hallazgos podrían ayudar a comprender cómo los genes ayudan al cuerpo al solventar la falta de oxígeno y, tal vez, explique algunas enfermedades, como la esquizofrenia y la epilepsia, asociadas a la falta de oxígeno.

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