Metallica hace vibrar

Sôber, Motörhead y Metallica son los encargados de clausurar Rock in Rio

Nubarrones grises cercaban la Ciudad del Rock mientras miles de fans tomaban el césped a la espera de dos de los grandes del rock duro: Motörhead y Metallica, encargados de clausurar esta edición del Rock in Río.

Las camisetas negras han sido la nota predominante en este último día, en el que a pesar de ser lunes, el público ha llenado el recinto. Según la organización, 48.000 personas se han acercado hasta Arganda en esta última jornada del Rock in Río.

Rock en castellano para abrir boca

A pesar de lo temprano de su actuación -ha arrancado a las siete y media de la tarde-, Sôber ha conseguido crear el ambiente necesario para dejar más que satisfechos a un público deseoso de ver a Metallica.

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El grupo ha presentado su último trabajo, 'De aquí a la eternidad', que ha combinado con algunos de los temas más conocidos de su repertorio, como 'Arrepentido' o 'Paradysso'.

Motörhead, a plena potencia

Con veinte minutos de retraso, las viejas glorias del metal, Mötorhead, guitarra en mano y una potente batería han empezado a atronar con "Iron Fist". Bajo un enorme emblema de la banda, Lemmy Kilmister se ha metido al público en el bolsillo con un "You like Rock and Roll, Don 't you?"

Con sus rasgueos de guitarra y unos solos de batería inimaginables, han ido desgranando su repertorio, para acabar con sus grandes éxitos: 'Ace of spades' y 'Overkill'. Una guitarra desvaneciéndose según se el escenario se oscurecía ha sido su despedida.

Metallica, los más esperados

Incluso antes de empezar, Metallica ya prometía: las pruebas de sonido antes del concierto han hecho vibrar, literalmente, todo el recinto. Más de media hora de espera no ha hecho decaer al público, que desde el primer minuto no ha dejado de saltar.

Un fragmento de "El bueno, el feo y el malo" proyectado en las pantallas daba el pistoletazo de salida al concierto. La canción elegida para abrir ha sido 'Creeping death' y casi de manera ininterrumpida, han ido tocando sucesivos temas. La puesta en escena, muy sobria: todos de riguroso negro y simplemente un escenario en dos niveles.

En un concierto plagado de riffs el colofón lo han puesto unas llamas de fuego escupidas desde el escenario, acompañadas de pirotecnia. Metallica empezaba así a despedirse, justo antes de interpretar alguno de sus clásicos, como 'Master of Puppets'.

El apoteosis llegó con la muy esperada 'Nothing else matters', tras casi dos horas de concierto en las que llegaron a provocar una auténtica tormenta de sonido.