Ocio y cultura

El Cigala reinventa el tango argentino con un disco grabado en directo en Buenos Aires

'Cigala & Tango' sale a la venta el 20 de junio. Incluye 11 clásicos del tango fundidos con el flamenco. Colabora Calamaro

Diego El Cigala vuelve por todo lo alto con Cigala & Tango. El disco es el resultado de un concierto en directo grabado en el mítico Gran Rex de Buenos Aires el pasado 29 de abril y verá la luz el 20 de junio a través del diario El País en España y otras cabeceras del Grupo Prisa en Argentina, Chile, México, Brasil y República Dominicana.

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Cigala & Tango incluye once clásicos del tango a los que El Cigala (Madrid, 1968) ha aportado su característico acento flamenco, de manera que temas de Gardel como El día que me quieras, Sus ojos se cerraron o Tomo y obligo) vuelven a inventarse. Las Nostalgias de Enrique Cadícamo cobran ahora ritmo de bulería y la célebre zamba Alfonsina y el mar se vuelve mestiza. El Cigala interpreta junto a Andrés Calamaro Los hermanos de Atahualpa Yupanqui y enriquece Youkali (Kurt Weill) con citas del Libertango de Ástor Piazzolla. El disco se abre con un tango reciente, Garganta con arena, que hasta ahora habíamos escuchado en la voz de Adriana Varela.

Después del éxito de Lágrimas negras (con Bebo Valdés) y Dos lágrimas, que giraban en torno al bolero, Diego El Cigala apuesta ahora por el tango. Al lanzamiento del disco le sucederá un DVD, que saldrá a finales de año, y una película documental (dirigida por Claudio Divella) que recogerá el encuentro de El Cigala con la cultura musical de Buenos Aires. El nuevo disco Cigala & Tango contará a partir de septiembre con distribución mundial a través del sello Deutsche Grammophon y será objeto de una gira internacional que incluye, además de España, otros escenarios de Europa, América y Asia.

Músicos de las dos orillas

El Cigala descubrió por vez primera el tango a la edad de siete años, a través de la voz de su tío, el añorado Rafael Farina. Ya entonces prendió en el niño Diego la fascinación por aquellas historias desaforadas y se esbozó una intuición que hoy, tres décadas y media más tarde, el gran cantaor ha erigido en certeza. "El tango y el flamenco tratan de lo mismo, de pequeñas tragedias humanas que suceden por la noche", explica.

A la hora de abordar esta alianza, Diego supo que debía hermanar la pulsión artística de las dos orillas. Por ello el elenco con el que ha fraguado Cigala & Tango se sustenta en sus músicos más fieles de Lágrimas negras, Picasso en mis ojos y Dos lágrimas (el guitarrista Diego El Morao, el contrabajista cubano Yelsy Heredia, el pianista Jaime Calabuig "Jumitus" y las percusiones de Sabú Porrina) e incorpora a grandes intérpretes de la tradición rioplatense.

Tal es el caso de la guitarra criolla de Juanjo Domínguez y el bandoneón de Néstor Marconi, un hombre al que El Cigala conoció a través de un singular amigo común: el mítico entrenador de fútbol César Luis Menotti. Los dos acreditan un historial abrumador en la música tanguera desde los tiempos en que acompañaban al gran Roberto "Polaco" Goyeneche y al padre del nuevo tango, Ástor Piazzolla. A ellos se les suma Pablo Agri, hijo del violinista tanguero por antonomasia, Antonio Agrí.

La aproximación de El Cigala a los territorios del tango ya ha suscitado las primeras reacciones de asombro entre la crítica argentina. El diario Clarín destacó que el artista flamenco "tenía a la ciudad rendida a sus pies", mientras que Gabriel Plaza, de La Nación, admiró "la figura de un rey del flamenco al compás del tango". A juicio de Alejandro Castañeda, en las páginas de El Día, Diego ha demostrado que "la música de nuestro suburbio bonaerense tiene el mismo respirar trágico del flamenco".

Canciones que hagan daño

Diego El Cigala invirtió largos meses ensayando docenas de tangos clásicos hasta encontrar aquellos que mejor se amoldaban a su voz y al principio estético que ha guiado todo este trabajo: en sus propias palabras, "elegir solo aquellas canciones que hagan daño". El resultado es, inevitablemente, muy emocionante. El escritor y periodista argentino Jorge Fernández Díaz, que le acompañó durante todo su periplo por el cono sur, lo resume así: "El Cigala ha comprendido que tanto el tango como el flamenco son penas de amor que se desahogan cantando o en la barra de un bar solitario que jamás cierra. El suyo es arte plebeyo, hondo y excelso".

El cantante Andrés Calamaro, antiguo líder de Los Rodríguez, recuerda la noche del 29 de abril en el Rex como "un instante que trasciende en la historia de la música". Tras definir al cantaor madrileño como "el Maradona de Lavapiés", se enorgullece de haber compartido escenario con él: "Fue un día importante en la historia de la humanidad, es una herencia que compartiremos con hijos y nietos". Juan Cruz, periodista y escritor, apostilla: "De ese revuelto infinito de estancias, carne y soledad nació el tango y se metió en las venas del mundo. Ahora esas venas pasan por Diego El Cigala".

Música en 'A vivir'

20:01

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