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Salvados por la TDT

El apagón analógico ha permitido a las empresas de telecomunicaciones cerrar el 2009 con un crecimiento del 7%. Tras culminar el proceso en España, el objetivo ahora es Europa del Este

La SER ha visitado las instalaciones de una de ellas en Santiago de Compostela, donde se esconden los secretos mejor guardados de un negocio muy rentable.

La SER ha visitado las instalaciones de una de ellas en Santiago de Compostela, donde se esconden los secretos mejor guardados de un negocio muy rentable

La SER ha visitado las instalaciones de una de ellas en Santiago de Compostela, donde se esconden los secretos mejor guardados de un negocio muy rentable

La SER ha visitado las instalaciones de una de ellas en Santiago de Compostela, donde se esconden los secretos mejor guardados de un negocio muy rentable

La SER ha visitado las instalaciones de una de ellas en Santiago de Compostela, donde se esconden los secretos mejor guardados de un negocio muy rentable

El 'pirulí' ha acogido el acto de despedida de la televisión analógica

El 'pirulí' ha acogido el acto de despedida de la televisión analógica

El 'pirulí' ha acogido el acto de despedida de la televisión analógica

El 'pirulí' ha acogido el acto de despedida de la televisión analógica

En un momento en el que no hay sector que no se resienta por la crisis económica, el de las telecomunicaciones se frota las manos. Han visto en el apagón analógico las oportunidades de mercado que han desaparecido con la caída de la construcción. Han cambiado las instalaciones en nuevos edificios, por la adaptación de antenas a la señal digital. Y eso se nota en sus cuentas, que en 2009 han crecido un 7% hasta alcanzar un volumen de negocio de 200 millones de euros.

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La SER ha estado en una de ellas, Televés. Sus instalaciones en Santiago echan humo. Sólo un dato. La cadena de montaje que crearon para su nuevo modelo de antena produce 1500 unidades por turno. Hay tres al día, siete jornadas de trabajo a la semana. Son en total 31500 antenas, y sus responsables dicen que no hay stock.

La actividad es frenética, y eso se percibe ya en la puerta principal. En los cinco minutos que tardamos en acreditarnos para acceder a la fábrica, una decena de camiones entran y salen con la mercancía. "Esto es así todos los días", asegura el guardia de seguridad que vigila la entrada.

La clave de su éxito pasa por controlar el producto en todo el proceso, desde la idea hasta el acabado final. 70 técnicos trabajan en el departamento de I+D+i, una planta plagada de pizarras, ordenadores de prueba, y muchos cables. En ellos depositan todas sus esperanzas los directivos de la empresa. De su ingenio depende el futuro más inmediato.

Y, sin duda, hay tres siglas que inundan todas las naves que hemos visitado: TDT. En las cajas de embalaje, en los carteles que cuelgan de las puertas, en las mentes de los operarios. Por cierto, cada vez menos presentes en el proceso. Las máquinas construyen nuevas máquinas. Todo el proceso es mecánico, aunque según la empresa no se ha despedido a ningún trabajador. Se reajustan sus funciones. A punto de apagar por completo la TV analógica, hacen cuentas. La nueva señal llegará con calidad al 98 por ciento del territorio, aunque no todos están preparados. Calculan que al 7% de los edificios en toda España los pillará el toro.

Lo que no se ve con la TDT

Adaptarse a la televisión digital esconde un buen negocio. No es sólo el descodificador de la señal. Está la antena, los sistemas que llevan la señal por todo el edificio, los amplificadores que se colocan en cada planta y los aparatos de medición para los profesionales. Todos estos productos los fabrica Televés, lo que le permite mantener su posición de liderazgo y reinvertir 20 millones de euros en mejorar el proceso en un momento de crisis como el actual. Algo impensable sin TDT.

Se acaba el apagón analógico en España -un éxito según Sergio Martín, responsable de comunicación de Televés-, pero no el negocio. Ahora llega la alta definición, los servicios interactivos. En ofrecer productos para estas nuevas necesidades es en lo que trabajan las "mentes" de la empresa.

Desde Conxo, un barrio de Compostela, se compite con la industria china y japonesa por llegar antes al consumidor. Y se mira a Europa. Ahora son los países del Este un mercado potencial que no se puede dejar escapar. Las cadenas de montaje seguirán echando humo para llenar los tejados rusos de antenas fabricadas en Santiago de Compostela.

 
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