De la Santidad al Crimen

Madrid

Los autores de este libro, publicado por la editorial Espuela de Plata, han acudido a este programa para contarnos las historias de clérigos homicidas en España (1535-1821). Dentro del clero secular, existían cárceles eclesiásticas donde se retenían a los homicidas y luego se les mandaban a otro convento donde normalmente seguían asesinando con un nombre distinto.

Son historias como la ocurrida en el siglo XVIII, en el Convento de San Antonio Abad en Badajoz, donde dicen que había fiestas, agresiones, o como si una mafia existiera allí y que no acatase ninguna orden. Hasta allí llegó Fray Juan de Orellana, el Prior, para poner fin a todos estos rumores. Y hasta dos veces salvó su vida. La primera vez intentaron envenenarle pero consiguió tomarse un antídoto poco antes de morir. La segunda vez encargaron a unos matones que le descerrajan dos tiros, pero al ir a rematarle se arrepienten y vuelve a salvar su vida. En la siguiente ocasión, no consiguió salvarse ya que los dominicos se reunieron para asestarle 20 puñaladas en la cabeza.

Hubo sacerdotes que se dedicaron al bandolerismo. Éste es el caso de Fray Diego Martel que se subía al monte para robar, hasta que en 1773 el alcalde Jerezano consiguió capturarle. Con Carlos III se promulga el Gran Indulto con el que volvió a salir a la calle y continuar con sus acciones.

Santiago Camacho nos cuenta el caso del genocidio cometido en Croacia por parte de las tropas fascistas del país. En este genocidio participaron un gran número de franciscanos. Uno de ellos era Pero Bnica, que en una sola noche mató a 1.350 personas. Se había apostado un reloj de oro con sus compañeros a ver a cuantos presos degollaban en una noche. Los compañeros de Pero, no llegaron a los 400.