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Un tailandés arrepentido tiene 4.600 escorpiones como mascotas

Ha dejado el piso de abajo de su casa de dos plantas para que vivan los escorpiones

Un tailandés tiene más de 4.600 escorpiones como mascotas para expiar los años que pasó cocinando arácnidos para venderlos como aperitivo. Escorpiones, insectos y gusanos se comen habitualmente en Tailandia, especialmente en las regiones del norte.

Tras años de servir escorpiones, Suang Puangsri, budista practicante, cree que ha llegado el momento de hacerse amigo de los animales. "Aunque estaba feliz de tener dinero, sufría por dentro por el daño que les hacía. Sentí miedo de estar cometiendo un pecado", indica.

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El hombre, de 38 años, ha dejado el piso de abajo de su casa de dos plantas a los escorpiones, que campan a sus anchas en un habitáculo de seis metros por cinco decorado con ramas y piedras para que les entre poca luz y calor.

Suang compra hasta un kilo de chicharras y otros insectos a diario para dar de comer a sus mascotas, que le han picado tantas veces que él asegura que es inmune al veneno.

También pasa al menos una hora al día meditando en el interior del habitáculo, a menudo colocando escorpiones en su boca.

Las mascotas de Suang atraen a algunos turistas hasta la adormecida localidad de Fark Ta, en la provincia norteña de Uttaradit, y ahora se gana la vida vendiendo figuras y tallas de hormigas, ranas, tortugas y budas.

Aunque los 570 dólares (unos 388 euros) al mes que gana están lejos de los 860 que percibía vendiendo escorpiones cocinados, su familia y él están contentos.

"Me siento bien con lo que estoy haciendo. No me gustaba cuando hacía sufrir a los escorpiones. No tengo miedo de estos escorpiones, pero no me atrevo a tocarlos,", dijo la mujer de Suang, Lampoon Pimtoom.

Suang está tan decidido a expiar sus pecados pasados que incluso compra escorpiones a otras personas que quieren venderlos a restaurantes. Cuando tiene demasiados, su hijo y él liberan a varios cientos en la selva.

La fijación de Suang con estos animales no es habitual, pero tampoco es el primer caso en Tailandia.

A principios de este año, una tailandesa entró en los libros de los récords por pasar 33 días y noches con 5.000 escorpiones vivos. Mantuvo a uno de ellos vivo metido en la boca durante 2 minutos y 3 segundos

 
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