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Qué fue de... Redondo

El que fuera apodado como el "Príncipe del Madrid" por la belleza de su juego vive ahora a caballo entre Madrid y Buenos Aires

El que fuera apodado como el "Príncipe del Madrid" por la belleza de su juego vive ahora a caballo entre Madrid y Buenos Aires

El que fuera apodado como el "Príncipe del Madrid" por la belleza de su juego vive ahora a caballo entre Madrid y Buenos Aires

Jugador de los que crean escuela, con galones de capitán, no se achicaba en los partidos importantes y se estimulaba con la presión. Elegante en sus movimientos y letal en sus ejecuciones. Nadie que le haya visto jugar olvidará aquellos cuartos de final en Old Trafford y su espectacular jugada que daba el pase al Real Madrid a la siguiente ronda.

Fernando Carlos Redondo Neri nació en Adrogué (Argentina). Desde muy pequeño ya mostraba su amor por el fútbol y pronto comenzó a dar sus primeras patadas a un balón intentando emular a su ídolo: Bochini.

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Como muchos compañeros de profesión, el centrocampista empezó su andadura en el fútbol sala, en el Talleres de Escalada. Y como cabía de esperar, pronto demostró su calidad. Fue entonces cuando su padre le llevó a probar suerte en Argentinos Junior, dejando a todos impresionados con su magistral zurda.

Una calidad que no pasa inadvertida

Con tan sólo 15 años, Redondo debuta en la Liga Argentina de la mano de Yudica. Se convierte entonces en el "5" argentino, llevando el timón del equipo, mandando en el centro del campo y con una magia en sus botas capaz de mover al resto de sus compañeros. Cuando le han preguntado por qué eligió el ese número, el argentino siempre lo ha defendido: "Es el mejor número. Si Dios escogiese uno, seguro que llevaría el "5".

Con todas las cualidades que denotaba Redondo no cabe extrañar que pronto diera e salto a Europa. Y lo hizo. El destino: la Liga Española.

El Príncipe se corona en España

Fernando Redondo llega a Tenerife en la temporada 1990/1991 con Javier Azkargorta en el banquillo. Durante su época en las islas y a las órdenes de Jorge Valdano le tocó vivir uno de los peores momentos para el madridismo: las dos Ligas perdidas en Tenerife. Claro, que por aquel entonces, nada se imaginaba el argentino que su próximo destino sería la capital española. Su periplo en Tenerife no fue el esperado por culpa de las continuas lesiones y así, en 1994, cuando Jorge Valdano ficha por el Real Madrid, Redondo se marcha con él.

Todos los comienzos son difíciles y éste no iba a ser menos. A su llegada al club blanco, "El Príncipe" sufre una lesión que le mantiene dos meses alejado de los terrenos de juego. Superados los obstáculos, su genial visión de juego y su elegancia en el toque de balón pronto le hicieron valerse el cariño de la afición madridista.

Con la llegada del italiano Fabio Capello al banquillo blanco, Redondo se convirtió en una pieza indiscutible de aquel puzle que consiguió la Liga ese año y la Champions League un año más tarde. Tras comprobar su calidad, muchos fueron los equipos que mostraron su interés por el jugador, pero siempre lo hicieron en balde. Redondo era feliz en el Madrid y aún le quedaba demasiado por demostrar.

El Teatro de los Sueños se rinde a la magia

Los amantes del fútbol aún no han podido borrar de su retina aquella jugada. Hoy en día se habla de quién es el mejor jugador del mundo, de si hay uno, de si hay dos...pero lo cierto es que los grandes jugadores son los que no se achican en los grandes momentos y ante los grandes retos, y así es Fernando Redondo.

19 de abril del 2000. El Real Madrid visita Old Trafford para disputar el partido de vuelta correspondiente a los cuartos de final de la Liga de Campeones y con el objetivo de firmar su pase a la siguiente ronda. De sobra se sabía que el Manchester United no iba a poner las cosas fáciles a los madridistas y el partido se convirtió en espectáculo. Con el 0-0 de la ida, y teniendo delante al equipo dominador absoluto de la Premier League, las apuestas que se cruzaban en cualquier esquina era sobre cuanto emplearía el lobo en acabar con el corderito. Sin embargo, la piel del cordero nunca tiene que venderse antes de ser cazada. Y así fue.

Quizá fue este planteamiento el que ayudó al Real Madrid. Porque esa noche los blancos firmaron uno de los mejores partidos de su historia, dominando el encuentro con autoridad, y aguantando con valentía los ataques del lobo. El Teatro de los Sueños vivió una de las mejores funciones de las que ha podido disfrutar cuando Fernando Redondo se internó por la banda izquierda con gran velocidad en un magistral contragolpe y con un sutil taconazo dejó en bandeja un gol al capitán Raúl, que firmó el pase a la siguiente ronda. El camino a la octava quedaba sellado ante uno de los mejores equipos europeos.

Un adiós que el madridismo nunca ha pronunciado

Con la octava Copa de Europa en la vitrina blanca y la llegada de Florentino Pérez al Real Madrid, Redondo vive uno de los peores momentos de su carrera futbolística. El nuevo presidente blanco parece que no cuenta con él y Redondo toma rumbo a Italia. Acerca de su salida del club, de su relación con Florentino Pérez, el centrocampista decía en una entrevista al diario El País en 2003, "no me fui como me habría gustado, pero ahora me debo al Milan y a toda su gente. De todas formas, mi corazón siempre va a ser madridista. Para mí se trata de un club muy importante en mi vida y creo que pude redondear mi ciclo de la mejor manera".

Como irónicamente siempre le ha tocado vivir a este jugador, a su llegada a Milan, las lesiones se hicieron presentes. Durante el periodo de inactividad y haciendo halago de su elegancia, dentro y fuera de los terrenos de juego, Redondo renunció a su sueldo. En el año 2002 vuelve a jugar con la camiseta del equipo italiano y un año más tarde vive, sin duda, uno de los momentos más emotivos que puede tener un jugador. El equipo en el que milita, el Milan, se enfrenta al equipo de su corazón, el Real Madrid. Fernando Redondo vuelve al estadio que tanto ha disfrutado con su fútbol: el Santiago Bernabéu.

El argentino salta al césped y ahí comienza el homenaje. Un homenaje que nunca tuvo al marcharse pero que el Bernabéu y sus ex compañeros, siempre estuvieron dispuestos a brindarle.

Tras su visita a Madrid, Redondo consigue su tercera Copa de Europa, esta vez con el equipo italiano. Un año después, y de nuevo por culpa de las lesiones, decide colgar las botas. Ahora vive a caballo entre Buenos Aires y Madrid, y en más de una ocasión ha jugado con los veteranos del Real Madrid.

El futuro del ex jugador es incierto aunque siempre ha declarado que le gustaría entrenar. No sabemos si ese futuro es de color blanco o no, pero lo cierto es que ni aficionados ni contrarios han podido olvidar la magia y elegancia de un jugador que logró poner en pié el Teatro de los Sueños y el Bernabeu. Hasta luego, Redondo.

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