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Qué fue de... Mágico González, el duende de Cádiz

El que deleitara con su fútbol a muchos aficionados españoles vive ahora en una de las zonas más humildes de El Salvador

A la izquierda Mágico González en sus inicios; a la derecha en una fotografía en su periodo el FAS de Santa Ana

A la izquierda Mágico González en sus inicios; a la derecha en una fotografía en su periodo el FAS de Santa Ana

Hace casi veinte años que se marchó de la pequeña Tacita de Plata, pero nadie le ha olvidado. Cádiz, la ciudad que lo acogió como a un hijo y que vibró con su clase, continúa pensando en él. Recuerdan sus goles, reviven sus partidos, y se preguntan si algún día volverán a ver entre sus calles, paseando o bebiendo en sus terrazas, al gran Mágico González.

Jorge Alberto González Barillas, nació en San Salvador, capital de El Salvador, el 13 de marzo de 1958. Mágico González era el pequeño de ocho hermanos, pero fue él el único que practicó el fútbol de manera profesional. Era su pasión. Pasaba junto al balón mañana, tarde y noche.

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El caso de Mágico pudo haber sido muy similar al de otros tantos jugadores que han pasado por distintas categorías antes de dar el salto a la primera división. Sin embargo, el talento y la genialidad que caracterizaban a este jugador ha sido la gran diferencia que ha hecho de este salvadoreño un fuera de serie, un elegido al que tocaron con una varita mágica para marcar toda una historia en los terrenos de juego en los que alguna vez le tocó representar su función.

Sus inicios

Mágico González debutó en 1975, cuando sólo tenía 17 años en el "Antel". Pronto empezó a demostrar su increíble habilidad con el balón, que ya habían comprobado sus compañeros de infancia y adolescencia. Durante esta etapa ya fue bautizado con el apodo con el que pasaría a la historia de este deporte. En un encuentro contra el CD Águilas, el delantero volvió locos a todos los contrarios y el periodista Rosalío Hernández Colorado, maravillado ante tal espectáculo, lo bautizó como 'El Mago'

Permaneció allí durante dos años, hasta que finalmente fichó por el Independiente de San Vicente en una compra masiva de jugadores. Posteriormente, estuvo probando en el equipo mexicano Universidad de Guadalajara. Sin embargo, tras una semana y media, los técnicos decidieron no contratarlo. Muchos de ellos aún se arrepienten de esta decisión.

Su carrera comienza a despuntar

Ficha entonces por uno de los clubes con más tradición de su país, el C.D. Fas de Santa Ana. El costo de su fichaje fue desorbitado para la época, 60.000 colones. Sin embargo, el 'Mago' pronto amortizó el dinero sobre el campo. Estuvo cinco años en el club en los que consiguió dos campeonatos nacionales y ya comenzó a despuntar como la gran figura del fútbol salvadoreño.

Sus buenas actuaciones le abren la puerta de la selección, con la que debuta en 1976 en un amistoso contra el Victoria de Setúbal. Mágico pierde en su debut, pero anotó el único tanto de El Salvador. Su llegada a la selección y su aumento de popularidad hizo que el jugador empezara a ser conocido también por sus actos de indisciplina y sus malos hábitos, que resultaron un quebradero de cabeza para los directivos del FAS.

Su actuación el Mundial 82 le vale el salto a Europa

La selección de El Salvador perdió los tres partidos del Mundial, ante Hungría, Argentina y Bélgica, pero sus destellos de calidad le bastaron para estar en el once ideal del campeonato, algo que no pasó desapercibido para varios equipos españoles como el Atlético de Madrid o el Cádiz, entre otros, que se interesaron en contratar sus servicios.

Tras una puja de varios equipos, fueron los andaluces los que se llevaron el contrato de Mágico, de la mano de su secretario técnico, Camilo Liz. El fichaje se cerró en 7 millones de pesetas para el primer año, al que tendrían que sumar otros 12 millones de querer contar con él durante más campañas. Debutó oficialmente con el Cádiz en el Ramón de Carranza, el 11 de septiembre de 1982 frente al Murcia, partido que finalizó con la victoria de los murcianos (1-3).

Cádiz: la ciudad que se rindió a la magia

En la bella Tacita de Plata, Mágico no tardó en ganarse el cariño de los aficionados con su juego efectivo y sus espectaculares goles. Pese a su comportamiento poco cívico, el club no dijo nada. Al salvadoreño le gustaba la noche y en muchas ocasiones era su chófer el que se presentaba en el estadio para informar que el señor González no se presentaría al entrenamiento, pero poco importaba eso. Sí es cierto que el club le aplicaba sanciones como no tener la titularidad en un partido pero la afición estaba de su lado y así se lo hacía saber a la directiva con continuas pañoladas o pitos cuando el jugador no entraba en el once titular.

Incluso el salvadoreño llegó a hablar sobre este tema, "reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme". Así veía 'el Mago' el balompié.

De hecho, el mejor partido del delantero en el club gaditano vino precedido de polémica. Era la semifinal del Trofeo Ramón de Carranza y se enfrentaban el equipo anfitrión y el F. C. Barcelona. Jorge no se presentó en el estadio hasta el descanso del partido. En esos momentos el equipo gaditano perdía por tres goles a cero. El salvadoreño se incorporó al equipo en la segunda mitad del partido y la historia cambió. Marcó dos goles y dio dos asistencias para establecer en el marcador el 4-3 definitivo. El Cádiz estaba en la final.

Fichajes frustrados

Con el descenso del club gaditano a la Segunda División en la temporada 1983-84, varios equipos europeos, entre los que se encontraban el Paris Saint Germain y la Fiorentina, se interesaron por el jugador, pero él decidió quedarse en el club andaluz. Llegó incluso a hacer una gira con el Barça por Estados Unidos junto a Diego Armando Maradona. Parecía que el club catalán estaba muy interesado en el salvadoreño, pero un incidente en un hotel de California frenó la operación. En el hotel saltó la alarma de incendios y Mágico González fue el único jugador que se quedó en su habitación junto a una chica. De nuevo, sus actos en lo extradeportivo frustraban su fichaje por un grande.

Tras su corta aventura con el Barça, el futbolista volvió al Cádiz pero aunque era muy querido, sus desavenencias con el entrenador y su indisciplina, hicieron que el técnico, Benito Joanet, optara por mandarlo fuera del club, esta vez, rumbo a Valladolid.

El club vallisoletano confiaba en su calidad pero también conocía sus malos hábitos, por lo que decidieron marcarle estrechamente fuera de los terrenos de juego, controlando así su vida privada. Pero esto, lejos de reconducir el carácter de Mágico González, hizo que se sintiera acosado y decidiera abandonar el club para volver otra vez al club de su vida, el Cádiz. Eso sí, los andaluces habían aprendido de sus errores y en el contrato incluyeron clausulas como pagarle unos 700 euros actuales por partido jugado, con la esperanza de que esto sirviera de motivación para el futbolista.

Se acabó la aventura

Parecía que el cuento podría tener un final feliz en el club que más le había dado. Pero no siempre las historias terminan con una sonrisa. En 1989 una gaditana, María del Carmen Coca, denunció al delantero por un intento de violación. Tras los procesos judiciales pertinentes, Mágico González fue absuelto de la acusación pero desde entonces nunca volvió a ser el mismo. Seguía en el Cádiz pero ni en los entrenamientos ni en los partidos se volvió a ver a aquél futbolista de calidad que maravilló a los aficionados del Carranza. Así, en 1991, después de un duro año en el que apenas jugó, puso punto y final en el fútbol europeo.

Mágico abandonó el Cádiz para volver a su país natal: El Salvador. Fichó por el club que le hizo dar el salto al Viejo Continente, el Club Deportivo FAS. Su carrera prosiguió en este equipo durante nueve años, incluso volvió a vestir la camiseta de la selección por última vez en el 2000. Y ese mismo año colgó definitivamente las botas.

Una vida ligada al fútbol

Dejó los campos y los cambió por los banquillos. Trabajó como segundo entrenador del Houston Dynamo en la Major League Soccer, la liga estadounidense. Para él, el dinero nunca fue importante, pero ante la necesidad se vio obligado a trabajar como taxista en los ratos libres que le dejaba el fútbol. Al final de la temporada volvió a su país donde ahora vive en un barrio muy humilde, lejos de lo que cabe esperar de un hombre que llegó a estar en lo más alto en el mundo del fútbol.

Ha recibido multitud de homenajes y reconocimientos pero, sin duda, el más especial lo vivió de nuevo en España, adonde volvió para jugar un partido amistoso. Y no podía ser en otro lugar que en Cádiz, la ciudad que lo acogió, que lo vio crecer y que vivió junto a él sus peores momentos. Pero con el tiempo se recuerda lo positivo y en la carrera de Mágico González, sobre todo en Andalucía, hubo mucho positivo. Por eso, los aficionados que llenan cada fin de semana el Ramón de Carranza aún hoy se levantarían de sus asientos, como en aquél último amistoso, para aplaudir a uno, si no el mejor, futbolista que ha pasado por el club amarillo; Mágico González.

 
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