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Sarkozy se enfrenta a la primera gran huelga desde el inicio de la crisis económica

Sindicatos e izquierda quieren que oiga "la voz de la calle" en defensa del empleo, la protección social y los servicios públicos

Todos los sindicatos franceses saldrán hoy unidos a la calle para protestar contra la política del presidente francés, Nicolas Sarkozy, frente a la crisis económica y en defensa del empleo, la protección social y los servicios públicos. El país se prepara para una jornada de huelga que apoya casi el 70% de los franceses y que alterará seriamente los servicios públicos, desde los transportes y la educación hasta los hospitales, pasando por el sector energético y la televisión.

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La de este jueves será la primera gran movilización social desde el inicio de la crisis económica e incluso desde la llegada de Sarkozy al Elíseo, en mayo de 2007. Con ella, sindicatos y partidos de izquierda quieren hacer llegar al presidente la "voz de la calle" y el malestar y la angustia de los trabajadores, que temen el regreso a un paro masivo y ven cómo el plan de estímulo económico dotado con 26.000 millones de euros se dirige hacia una inversión que se hace a expensas de mermar su poder adquisitivo.

En el Elíseo y en las filas gubernamentales se ha optado por mantener la sangre fría, hacer gala de prudencia y esperar a ver qué da de sí la jornada de mañana, sin cuestionar tampoco las motivaciones de la protesta. "No se insulta al cocodrilo antes de cruzar el río", ilustró gráficamente el flamante nuevo ministro de Trabajo, Brice Hortefeux.

El propio Nicolas Sarkozy, que en otras convocatorias no ha escatimado reacciones beligerantes, admitió ser "consciente" de las "dificultades" de sus conciudadanos y ha llegado a considerar "normal" que la gente proteste pero, fiel a su espíritu, ha dejado claro que seguirá adelante con las reformas para que Francia salga reforzada de la crisis.

En todo caso, a la vista de la participación masiva que auguran las centrales sindicales en la convocatoria , y sin saber aún cómo funcionará una ley de servicios mínimos que el Gobierno ya quiere retocar, lo que se ha cuidado de no repetir Sarkozy que "ahora en Francia, cuando hay una huelga, nadie se entera".

Pronunciada el pasado julio, cuando había salido triunfante de las manifestaciones contra la reforma de los regímenes especiales de jubilación y se habían puesto en marcha los servicios mínimos en el sector educativo y los transportes, la frase no encaja con el ambiente de malestar que puede inundar mañana las calles de toda Francia.

La crisis financiera y económica desatada en otoño ha trastocado el ritmo frenético de las reformas que ya de por sí generan bastantes reticencias en una población que no termina de ver cumplido el famoso eslógan de la campaña electoral de Sarkozy: "Trabajar más para ganar más".

Temor a un movimiento global

Por eso, el temor ahora es que el descontento de sectores sociales dispares converja en un movimiento global como el que obligó al Gobierno del primer ministro Dominique de Villepin a retirar el Contrato de Primer Empleo (CPE) en 2006.

De hecho, el actual Ejecutivo se ha visto obligado a recular ante los jóvenes posponiendo una contestada reforma de los liceos que amenzaba con encender Francia como lo estuvo Grecia con las violentas protestas juveniles tras la muerte de un estudiante.

El Partido Socialista de Martine Aubry pretende, por su parte, aprovechar el movimiento social para tomar impulso y abandonar el marasmo en el que se vio sumido durante el Congreso de Reims y las rocambolescas elecciones para elegir a un nuevo líder.

De hecho, en vísperas de la huelga de hoy, el principal partido de la oposición ha vuelto a protagonizar hoy un boicot inédito en la Asamblea nacional durante la sesión de control al Ejecutivo, ausentándose del hemiciclo como ya hizo el Grupo socialista la semana pasada.

Este miércoles caldeó el ambiente con una moción de censura contra la política económica del Gobierno Fillon y lo que consideran constantes ataques de Sarkozy a las libertades públicas, moción que, si bien no tenía ninguna posibilidad de prosperar, permitió al PS marcar la agenda política de una semana decisiva.

''Jueves Negro''

Mientras, los franceses organizan la jornada de este jueves para superar lo que todos auguran como un nuevo ''jueves negro'' especialmente en el sector del transporte público que se verá seriamente afectado en las grandes capitales y los principales puertos y aeropuertos.

Así, la compañía aérea Air France tiene previsto anular el 30% de los vuelos de corto y medio recorrido que operan desde el aeropuerto parisino de Orly y alrededor del 10% desde el Charles de Gaulle.

También se han sumado a la convocatoria los trabajadores de la función pública, del sector educativo, de la justicia, de lo audiovisual público, hospitales, servicios de correo postal. A la huelga están llamados también los asalariados del sector privado, como bancos o constructores automovilísticos.

 
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