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Retiran una campaña publicitaria de cafe cuyo eslogan era un lema nazi

Deberán quitar la publicidad de 700 gasolineras alemanas con la frase "A cada uno lo suyo", que lucía en la entrada de algunos campos de concentración

"A cada uno lo suyo", este es el lema nazi que aparecía a la entrada de los campos de concentración de Buchenwald y Weimar.

"A cada uno lo suyo", este es el lema nazi que aparecía a la entrada de los campos de concentración de Buchenwald y Weimar.

La cadena comercial minorista alemana Tchibo y la petrolera estadounidense Esso se han visto obligados a suspender una campaña publicitaria de café en 700 gasolineras, que bajo el lema "A cada uno lo suyo" recogía la frase que había en la entrada de algunos campos de concentración en Alemania.

Según explica hoy el diario "Frankfurter Rundschau (FR)", "Jedem das Seinen" era la frase de bienvenida en los campos de Buchenwald y Weimar, que formuló hace más de 2.000 años Marco Porcio Catón, político, filósofo y militar romano que con "suum cuique" defendió que cada ser humano viviera como tuviera a bien.

Desde Tchibo reconocen que "no fue nada acertado"

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La portavoz de Tchibo, Angelika Scholz, explica al diario que su empresa "nunca tuvo la intención de herir los sentimientos de nadie", y que el lema sencillamente "no fue nada acertado". Razón por la que retirarán "lo antes posible" los carteles publicitarios de gasolineras en toda Alemania, añade Scholz.

El portavoz de Esso, Olaf Martin, explicó por su parte al "FR" que la agencia publicitaria que llevó adelante la campaña no entendió "el alcance histórico" de la frase.

"Un mal gusto sin parangón"

Salomon Korn, el vicepresidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, dijo al diario que la campaña es de "un mal gusto sin parangón" y un ejemplo más de "ignorancia histórica".

Korn responsabilizó al sistema educativo alemán, con deficientes clases de historia, de que esa frase se haya utilizado en el pasado en diversas campañas publicitarias. Ya se hizo en múltiples ocasiones y las agencias publicitarias se vieron obligadas a disculparse.

El caso más sonado se remonta a 1998, cuando el mayor fabricante de móviles del mundo, Nokia, publicitó fundas para teléfonos con el mismo lema. Cubrieron la frase con otra del escritor William Shakespeare después de que el Comité Judío Americano expresara sus protestas.

 
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