El menú de Obama
Un hotel de Washington recrea los menús de anteriores tomas de posesión en los días previos a la investidura
Acercarse a los presidentes es algo que atrae especialmente a los estadounidenses y, por eso, Washington, que se prepara para la toma de posesión de Barack Obama, trabaja en evocar recuerdos recreando los menús servidos a Kennedy, Reagan o Nixon o las antiguas estancias de la Casa Blanca.
Esto es exactamente lo que está haciendo el Hotel Madison, un establecimiento ubicado en el corazón de la ciudad que quiere celebrar los días previos al 20 de enero de manera muy especial.
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Ha montado desde menús extraordinarios a base de los platos que se sirvieron en anteriores tomas de posesión hasta la recreación de la habitación que el presidente Abraham Lincoln tenía en la Casa Blanca, para conmemorar que este año se cumplen 200 años de su nacimiento.
El decimosexto presidente de la nación ha sido uno de los mandatarios estadounidenses más reconocidos y esta habitación, además de la réplica la cama y el mobiliario de la alcoba presidencial, atesora otros recuerdos como una copia de la Declaración de la Independencia y otra del famoso discurso de Gettysburg.
La mecedora de Lincoln
Este alegato que Lincoln pronunció en 1863 en el cementerio de la ciudad de Gettysburg (Pensilvania), tras la batalla que se produjo en esta ciudad durante la Guerra Civil, sentó las bases de una nueva nación "consagrada en el principio de que todas las personas son creadas iguales", rezaba el discurso.
Unas palabras que no sólo resonaron a lo largo y ancho de Estados Unidos, sino que traspasaron fronteras y fueron consideradas como pilares de la nueva democracia con las que auguró que "el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, no perecerá en la Tierra".
El museo de cera de la ciudad ha cedido una estatua de Lincoln que estos días, sentado en su característica mecedora, da la bienvenida a aquellos que quieran pasar a visitarle.
Según ha explicado el director de mercadotecnia del hotel, Bill Dougherty, "es igual que la que tenía Lincoln en la Casa Blanca", aunque con algún anacronismo, como el pequeño retrato de Obama que hay en una de las mesitas.
Los que quieran saber qué se siente al evocar el ambiente que rodeó al presidente podrán disfrutarlo a partir del 23 de enero por 809 dólares la noche, una cifra simbólica "en referencia al año en el que nació el presidente, 1809".
Además recibirán un juego de toallas bordadas personalizadas con la leyenda "Yo dormí en la habitación de Lincoln" y un ejemplar del libro "Team of Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln", de la ganadora del Premio Pulitzer Doris Kearns Goodwin.
Los platos preferidos de los presidentes
Estas son algunas de las atracciones con las que los turistas podrán entretenerse los días previos a la toma de posesión del presidente electo Barack Obama, que jurará su cargo el 20 de enero.
Tras una ceremonia oficial en el Capitolio que concluirá con la lectura de un discurso ante 250.000 personas, el comité del Congreso que se encarga de organizar las ceremonias de investidura ofrecerá una comida en su honor.
El menú suele recoger las preferencias culinarias del presidente y del vicepresidente, y como todavía no se conoce cual será la selección del comité, en este hotel han decidido recordar algunos de los platos que ya se sirvieron en otras investiduras.
El chef Arnel Esposo ha preparado un menú especial, para huéspedes y comensales que reserven con tiempo, que incluye su interpretación de cuatro entrantes, cuatro platos principales y cuatro postres, que se sirvieron en otras tomas de posesión desde Dwight Eisenhower (1957) hasta la del saliente George W. Bush (2005).
Los platos llevarán el nombre de los presidentes y el año en el que fueron servidos, manjares como la sopa de tomate con maíz crujiente que se sirvió para John F. Kennedy en 1961, el cóctel de marisco que degustaron Eisenhower y Richard Nixon (1973), o los cangrejos gratinados y la langosta que se ofreció en la toma de posesión de Bush en 2005.
Los que quieran quedarse con un buen sabor de boca, podrán saborear el soufflé frío de praliné con salsa de frambuesa que el comité ofreció en honor a Ronald Reagan (1985) o el pastel de manzana y arándanos que se horneó para Bill Clinton en 1993.
La ciudad se prepara para recibir a los 5 millones de visitantes que se espera que acudan para vivir este "momento histórico", la mayoría de ellos a pie de calle, pero si no han podido conseguir una invitación para las exclusivas fiestas que se celebrarán durante toda la noche, al menos podrán comer como el propio presidente.