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En tiempos de crisis proliferan las tiendas de segunda mano

Mientras los líderes de los países analizan las formas de mitigar la crisis financiera, miles de hogares estadounidenses han encontrado en las tiendas de segundo mano una alternativa para ahorrar dinero

Las tiendas de segunda mano en Estados Unidos se han convertido en un mal necesario para miles de familias golpeadas por la crisis financiera, el desempleo y el alto costo de la vida, y que ahora buscan estirar al máximo cada dólar.

La peor crisis financiera desde la década de 1930 ha sido también una especie de llamado a la frugalidad, en momentos en que 760.000 estadounidenses han perdido sus empleos en lo que va de 2008, millones más han visto evaporarse sus ahorros de jubilación y, pese al rescate financiero del Gobierno, persiste la esquizofrenia en Wall Street.

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Así, las tiendas de segunda mano son ahora la primera opción para muchos consumidores y, según ha señlado Adele Meyer, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Tiendas de Segunda Mano (Narts), figuran entre los pocos negocios "a prueba de recesión".

En la página de internet de Narts, Meyer señala que entre enero y y agosto pasado, las tiendas de segundo mano que pertenecen a su grupo registraron un aumento en las ventas del 66,2%, en comparación con el mismo período en 2007. El aumento promedio fue del 35 por ciento.

Lejos de ser depósitos de ropa con olor a moho y muebles y artefactos anticuados, la mayoría de las tiendas recibe donaciones de alta calidad y a muy buen precio, muchas veces con la etiqueta del almacén aún incluida.

"No se equivoquen, la gente sale de compras. Algunos compran para sentirse mejor o por necesidad. A los profesionales les gusta vestir bien, los niños siempre necesitan ropa y las parejas buscan amueblar sus casas" sin gastar más de la cuenta, apuntó Meyer.

Organizaciones caritativas como el Ejército de Salvación y Goodwill Industries International indicaron que el aumento en las ventas ha sido del seis por ciento al 15 por ciento en lo que va del año.

Ricos o pobres, con o sin urgencias de reciclaje, los consumidores salen en busca de ofertas y, con algo de suerte, pueden comprar con dos o tres dólares el mismo objeto que en el escaparate de un centro comercial costaría 400.

La popularidad de estas tiendas se debe a que en tiempos de "vacas flacas" vienen las privaciones y, sin alivio en las gasolineras o supermercados, el primer recorte en el presupuesto familiar se da en los gastos de "lujo".

 
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