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La batalla entre 'narcos' y policías tiñe de sangre las calles de México

Un grupo de sicarios mató a tiros a siete agentes en Culiacán

Agazapados bajo sus camas, los vecinos de la calle Alba de Acosta, en Culiacán, capital del estado mexicano de Sinaloa, vivieron esta semana una pesadilla mientras en el exterior de sus casas una refriega acababa con la vida de siete policías a manos de sicarios.

Ni en la letra de un "narcorrido", la música que ensalza las supuestas hazañas de los "narcos", los habitantes de este barrio se hubieran imaginado un ataque entre sicarios y policías como el sucedido en la madrugada del martes en esta ciudad, considerada como la cuna de los jefes de estas bandas criminales.

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Al número 1.100 de esa calle habían llegado poco antes de la medianoche del lunes una patrulla de la Policía Federal Preventiva (PFP) para realizar un registro, tras una denuncia anónima, cuando fueron recibidos con un tiroteo y granadas por un número aún indeterminado de sicarios.

Los vecinos, atemorizados

Los escasos vecinos que dos días después se atrevían a hablar con la prensa lo hacían con la condición del anonimato para asegurar que el ya famoso domicilio aparentaba estar vacío y que desconocían a sus supuestos habitantes.

Sin embargo, según fuentes de la investigación, los disparos no sólo salieron de ese inmueble sino que procedieron también de un local situado enfrente y aparentemente abandonado, por lo que el ataque tuvo trágicas consecuencias para los siete policías.

Nunca antes hubo tanta sangre

En Culiacán, sus habitantes han convivido siempre con la violencia que este negocio conlleva pero nunca antes habían sido testigos de un ola tan sangrienta, que sólo en ese estado ha provocado más de 300 víctimas y un total de 1.500 en todo el país en lo que va de año.

"Tememos a los narcotraficantes pero también los registros policiales. No sabemos si los que van a entrar en la casa son unos u otros pero igual nos aterra", dijo a Efe un vecino a las puertas de su casa en la colindante calle de Cuitlahuac.

Mientras sostenía a su hijo de dos años en brazos, este hombre afirmó que había pasado, junto a su familia, la madrugada del martes escondido bajo colchones durante las más de cuatro horas que duró el enfrentamiento.

"Nunca vivimos nada semejante"

"En 40 años que llevamos viviendo aquí, nunca vimos nada semejante" apuntó su madre, una mujer de unos 60 años, quien recordó que en muchas ocasiones el silencio nocturno de Culiacán se rompe por sonidos de disparos pero nunca tan cerca, tan fuertes ni tan prolongados. "Bum bum bum, parecía Irak", remarcó su hijo.

En ese mismo bloque de viviendas, una mujer, de unos 50 años, que regenta a las puertas de su casa un pequeño negocio de venta de refrescos, relató a Efe las terribles horas del pasado martes, que vivió en soledad, acompañada sólo de su pequeña perra, llamada Micha.

"Fueron al menos cinco horas de tiros. Yo hacía callar a la perrita cuando pasaban por la puerta los soldados. No quería que se escuchara nada", dijo esta comerciante que como la mayoría de vecinos se declara "trabajadora de clase media".

"Eso te pasó por soplón"

El temor de los vecinos a dar información a la policía se entiende porque en Sinaloa y otros estados del país han aparecido cadáveres de personas con letreros de "Eso te pasó por soplón".

Sinaloa es el origen de muchos de los capos mexicanos de la droga y dio nombre al Cartel de Sinaloa, fundado por el conocido Joaquín "El Chapo" Guzmán y a quien se aliaron otros clanes como el de los Beltrán Leyva, hoy enemigos, enfrentados por el control del territorio.

Precisamente, la guerra entre los cárteles ha desatado la peor ola de violencia, que tiene en esta ciudad su escenario más trágico.

En uno de los incidentes más graves, en el que se utilizaron bazocas y armamento pesado, murió Edgar Guzmán, hijo de "El Chapo Guzmán" en una supuesta venganza de los Beltrán Leyva.

 
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