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CRÓNICA

11-M: una masacre, dos versiones

El tribunal que ha juzgado la mayor masacre terrorista de la historia de España dilucidará sobre la 'teoría de la conspiración'

El presidente del tribunal del 11-M, Javier Gómez Bermúdez

El presidente del tribunal del 11-M, Javier Gómez Bermúdez

Madrid

Cuando a las 11.30 horas de este miércoles el juez Javier Gómez Bermúdez lea los aproximadamente 700 folios de la sentencia del 11-M pondrá un punto y aparte a la investigación del mayor atentado terrorista de la historia de España. Será entonces cuando se conozcan las condenas o absoluciones de los 28 procesados -uno menos de los que empezaron sentados en el banquillo-. Las pruebas acumuladas durante las 57 sesiones que se han celebrado en la Audiencia Nacional, en el que han declarado aproximadamente 300 testigos, apuntan a la clara autoría del terrorismo islamista y de una trama de traficantes de droga y ladrones de explosivos. Ni rastro de ETA, ni de miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, ni de los servicios de inteligencia de países vecinos, ni de miembros de la entonces oposición. La histórica sentencia no sólo enviará a prisión a los principales responsables de la masacre, sino también colocará ciertas teorías en su sitio.

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Guardada en un ordenador con unos códigos que sólo conoce Gómez Bermúdez, la sentencia del 11-M, quizá la más importante de la democracia junto a la del 23-F o la del caso de la Colza, recoge la verdad judicial que tres magistrados de la Audiencia Nacional han fijado sobre la masacre que sacudió Madrid la mañana del once de marzo de 2004 y que acabó con la vida de 191 personas. Pero de la sentencia algo se puede saber ya. Fue el 9 de mayo cuando el presidente del tribunal, cansado del interrogatorio que estaba llevando a cabo el abogado de una asociación de víctimas cercana al PP a un policía, le recordó que acusaba a 29 personas "que no tienen ninguna relación con ETA".

Era el enésimo intento de algunas defensas y acusaciones -algo insólito- por tratar de meter en este juicio la sombra de los etarras, constante de la denominada 'teoría de la conspiración'. Una teoría difundida por medios sensacionalistas de la derecha (como el diario El Mundo, la cadena COPE y la página web Libertad Digital) y avalada por la plana mayor del Partido Popular.

Por las sesiones del juicio desfilaron supuestos temporizadores Segurtasun Temporizadorea, muestras de ácido bórico, suicidas congelados que no dejaban rastros de sangre, cintas de la Orquesta Mondragón, mochilas-bolsas con asa y sin ella, cristaleros expertos en explosivos, hojas del diario Gara usadas como mantel, jóvenes que visitaban Chueca y eran confundidos con etarras... Todas ellas pruebas "irrefutables" que demostraban que los "moritos" no estaban solos.

Un intento de continuar la estrategia iniciada en aquellos días de marzo de 2004 en los que el Gobierno de Aznar insistía en que ETA era "la principal línea de investigación". El mismo día de las elecciones, el diario que más ha propagado la teoría de la conspiración publicaba una entrevista con el candidato Mariano Rajoy que expresaba su "convicción moral de que fue ETA" la responsable de la matanza. Desde entonces ha sido una historia de connivencia entre los conspiranoicos y los populares. Por la mañana los primeros difundían en portadas y programas radiofónicos sus teorías, y por la tarde el PP las reproducía en el Parlamento, con hasta 500 preguntas sobre la materia.

Dirigentes del PP y 'peones negros'

A pesar de los intentos de última hora por bajarse del carro, -Acebes afirmó el lunes que su partido "jamás ha manejado esta teoría" y el martes Zaplana insistía en esta línea-, las hemerotecas y fonotecas están llenas de declaraciones de dirigentes del PP. El 10 de octubre de 2004, el presidente del Partido no creía que los detenidos por el 11-M "organizaran los atentados" y dos años después, el 13 de marzo de 2006, pedía la anulación de toda la investigación sumarial por una información que resultó, como tantas otras, falsa. Aznar también desconfiaba de la responsabilidad de Al Qaeda cuando afirmó en la comisión de investigación que los autores no se escondían "en desiertos lejanos, ni en montañas remotas". Y es que como solía defender en reiteradas ocasiones el diputado Jaime Ignacio del Burgo, espontáneo colaborador de El Mundo, era imposible que los "moritos de Lavapiés actuaran solos".

Pronto comenzaron a ser habituales en manifestaciones de la AVT y de los 'Peones negros' diputados como Acebes, Zaplana, Aguirre, Del Burgo, Alicia Castro, Astarloa junto a Francisco José Alcaraz, presidente de la AVT y periodistas 'conspiranoicos'. "¿Queremos saber la verdad?", preguntaban en estas concentraciones. La respuesta, el miércoles a las 11.30 horas en la sala especial de la Casa de Campo.

Dirigentes del Partido Popular avalaron la 'teoría de la conspiración' sobre el 11-M

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