El sexto encierro de los Sanfermines se salda con tres heridos muy graves

Los toros de la ganadería gaditana de Marqués de Domecq protagonizaron el encierro más peligroso, emocionante y largo de los Sanfermines 2007, al quedar rezagado un astado que generó constante peligro y arremetió en repetidas ocasiones contra los corredores. Según el parte médico facilitado esta mañana, tres personas han resultado heridas muy graves y otras seis de carácter grave, la mayoría de ellas atendidas en quirófano.

La red pública del sistema de atención médica de Navarra han atendido a doce corredores heridos, siete de ellos por asta de toro. De los doce, tres se encuentran en estado muy grave y otros seis graves, la mayoría de ellos atendidos en quirófano.

Los heridos muy graves son un varon navarro de 48 años que sufre herida por asta de toro en la cara posterior del tórax y fracturas vertebrales; un joven mexicano de 23 años, también herido en el muslo y el abdomen; y un alemán de 26 años que sufre traumatismo craneoencefálico. Otras seis personas están graves (cinco han entrado en quirófano) y otras tres han sufrido heridas leves.

Una carrera peligrosa, emocionante y larga

Más de seis minutos tardaron los "domecq" en completar el recorrido de una carrera que se complicó al llegar al Ayuntamiento, donde comenzaron a producirse momentos de tensión, que a partir de entonces serían ya habituales, con numerosas caídas de las reses y el toro despistado que se resistía a continuar su camino.

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La manada partió a las 8:00 horas de los corrales de Santo Domingo agrupada y arropada por los cabestros, que tiraron del grupo sin problemas en estos primeros metros sin hacer nada por los corredores, aunque al final de este tramo uno de los astados comenzó a despistarse y quedó suelto a partir de la plaza del Ayuntamiento.

La velocidad imprimida hasta entonces continuó por la plaza consistorial, donde este último toro quedó definitivamente descolgado sin poder recuperar el contacto con el grupo en lo que quedaba de carrera.

Esto hizo que se vivieran hoy dos encierros, el protagonizado en primer lugar por la manada, compuesta por los mansos y otros cinco toros, dos de los cuales en algunos momentos se separaron también de sus hermanos, y el desarrollado por este último toro, que se volvió en reiteradas ocasiones y constató un despiste que obligó a pastores y mozos a redoblar sus esfuerzos por conducirle hacia la plaza.