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Los socialdemócratas se imponen a los conservadores en Austria

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El Partido Socialdemócrata austríaco ha ganado por un estrecho margen las elecciones legislativas celebradas ayer en Austria y su líder, Alfred Gusenbauer, ya prepara las coaliciones posibles que le permitan gobernar el país.

El Partido Socialdemócrata Austríaco (SPOe), liderado por el poco carismático Alfred Gusenbauer, salió vencedor en las elecciones legislativas en contra de los pronósticos y será, con toda probabilidad, el encargado de formar el próximo gobierno.

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El Partido Popular Austríaco (OeVP), encabezado por el canciller, Wolfgang Schüssel, sufrió un retroceso del 8 por ciento por la poca capacidad de movilización que ha tenido entre su electorado el continuismo de su propuesta electoral.

El OeVP personificó su mensaje en la figura de Schüssel, inundando las calles austríacas con carteles que recogían mensajes como "El puede hacerlo" o "Nuestro canciller", sin exponer políticas novedosas salvo promesas de reducción de impuestos.

Frente a esto, el SPOe, cuyo candidato siempre ha sido cuestionado por su falta de carisma, preparó una campaña basada en una clara agenda social, con la mejora de la educación y las subidas de las pensiones como estrellas del programa.

Gusenbauer, un hispanófilo que habla un buen castellano y es declarado admirador de la actriz española Penélope Cruz, ha superado con éxito los reveses de un escándalo financiero en las filas de su partido en el que se ha centrado gran parte de la campaña.

A sus 46 años, Gusenbauer ha liderado el partido socialdemócrata desde 1999, con escasa fortuna hasta ahora, mientras sus críticos le reprochan su escaso atractivo mediático y capacidad de convicción.

Oriundo del estado federado de Baja Austria y nacido en el seno de una humilde familia, Gusenbauer logró su acta como diputado parlamentario en 1992, a los 32 años.

Como líder socialdemócrata ha destacado por ser un brillante gestor económico, al lograr sanear las cuentas del partido, muy deficitarias a finales de la pasada década tras casi 30 años en el poder.

Gusenbauer, que además domina el inglés y el francés, plantea un modelo económico que aúna disciplina presupuestaria y justicia social, y sus carteles electorales recalcaban que "la riqueza debe ser repartida con justicia".

A los buenos resultados económicos acreditados por el gobierno conservador, con una previsión de crecimiento del 2,6 por ciento para 2006, Gusenbauer siempre replicaba que las diferencias entre ricos y pobres son cada vez mayores y es una minoría la que se beneficia del crecimiento económico.

"Austria es un país rico pero no todo está suficientemente bien repartido, y existe la necesidad de que se produzca una corrección", aseguró el líder socialdemócrata hoy.

Su capacidad de liderazgo fue cuestionada incluso dentro del partido, aunque se le reconoce su capacidad de gestión para sanear las cuentas de una formación que tenía una deuda de 30 millones de euros a finales de la pasada década.

El SPOe ha sabido crecerse en el peor momento, cuando se encontraba acosado por la crisis del banco Bawag, pertenecientes a la Federación de Sindicatos de Austria (OGB), y próxima a los socialdemócrata, que ocultó perdidas de casi 2.700 millones de euros en especulaciones o transacciones financieras de dudosa legalidad.

De hecho, el efecto de este escándalo en los dos partidos puede ser una de las explicaciones para entender una victoria que pocos institutos demoscópicos habían previsto.

El secretario general del OeVP, Reinhold Lopatka, explicó la derrota de su partido por la baja participación y a que "todo el mundo daba por hecho que el OeVP estaba por delante", lo que desmovilizó a muchos de sus votantes.

El nivel de participación en los comicios se situó en el 74,2 por ciento, más de 10 puntos porcentuales menos que hace cuatro años, cuando llegó a los 84,5 por ciento del electorado.

Por el contrario, entre los votantes socialdemócratas, el efecto habría sido el contrario, muchos se habrían movilizado después de una dura campaña en la que todos daban por hecho una severa derrota tras el escándalo financiero.

Puesto en perspectiva histórica, la victoria del SPOe tampoco sorprende si se tiene en cuenta que el triunfo de los conservadores en 2002 con un 42,3 por ciento de los votos fue la primera desde 1970.

En 1999 Schüssel consiguió llegar a la cancillería federal después de que su formación democristiana quedase tercera por detrás de los socialdemócratas y el FPOe del populista de derechas Joerg Haider, con quien se alió, lo que desencadenó las sanciones diplomáticas contra Austria por parte de la Unión Europea

 
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