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Los cupones premiados que se tiren a la basura, serán cobrados

El Supremo obliga a pagar a un agraciado que tiró los boletos a la basura por error del vendedor

El Tribunal Supremo condena a la ONCE a abonar 120.000 euros por cuatro cupones premiados que su propietario había roto y tirado a la basura al informarle el vendedor de que no estaban agraciados. El número en cuestión le tocó también a dos de sus empleados, por lo que el Alto Tribunal entiende que fueron adquiridos seis cupones iguales y que los únicos que no se cobraron fueron los cuatro de este individuo.

José Luís compró seis cupones como hacía habitualmente para el sorteo del 8 de junio de 2001. Cuatro de ellos se los quedó y los otros dos se los entregó a sus empleados.

Un día antes de que fuera el sorteo se los dio al vendedor para que comprobase si estaban premiados y este le dijo que no, por lo que José Luis decidió romperlos y tirarlos a la basura. Aunque el vendedor niega este extremo, el Tribunal Supremo no considera fundamental este hecho.

Al día siguiente, el número que había comprado José Luís resultó premiado pero el hombre ya no tenía los cupones que sí cobraron sus empleados, 30.000 euros cada uno.

No se devolvió ningún cupón del número premiado

El Supremo considera que aunque la ONCE establece que para cobrar un cupón hay que presentarlo, en este caso todos los datos llevan a la conclusión de que se destruyeron o extraviaron los cupones, y que José Luis los compró, aunque no los pueda hacer efectivos.

El Alto Tribunal se basa entre otras cosas en que el vendedor de la ONCE no devolvió ningún cupón del número premiado, reconoció que había vendido seis números a José Luis, y además, está demostrado que cobraron todos los cupones menos los cuatro que compró este hombre. Por lo tanto, la ONCE esta obligada a abonar el premio de 120.000 euros.

 
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