Alemania acaba tercera del Mundial tras derrotar a Portugal (3-1)
El partido por el trecer y cuarto puesto fue una auténtica fiesta, la antesala perfecta al que será el gran partido del Mundial, la final, la que disputarán Italia y Francia.
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Jugar el tercer y cuarto puesto puede ser triste, porque significa que te has quedado a las puertas de la final, o todo lo contrario, como el colofón a una buena participación mundialista. Decantémonos entonces por los positivo, tanto por el juego como en los jugadores. Lo bueno porque sino no se sabría por donde coger la retirada del último chicos de oro portugués, de Luis Figo, de aquella generación que tantos triunfos dio a la Portugal juvenil de 1989 y 1991 y que con la retirada de Luis Figo despide una talentosa generación, los Couto, Rui Costa, Figo...
Alemania saltó sobre el césped del Gottlieb-Daimler de Stuttgart de forma agresiva. Quería ganar. Necesitaba ganar. Ya no iban a quedar campeones, pero irte del Mundial, de tu Mundial, ante tu público, con dos derrotas seguidas sería una dura despedida. Ya era suficiente con la de Oliver Kahn, el cuanto menos conflictivo portero alemán que, con toda probabilidad, disputaba sus últimos minutos en una cita mundialista. No quería fallar, y no lo hizo.
Mandó, colocó y organizó a una selección Alemana que se presentó con un saco de duras críticas a sus espaldas y que se marcha con menos peso sobre las mismas. Gran parte de la culpa la tiene la apuesta de Jurgen Klinsmann, y al excelente estado de forma de Klose, pichichi del Mundial, de Podolski, elegido el mejor jugador joven, o Kehl, uno de los jugadores que más ha crecido futbolísticamente en tan pocos partidos.
La primera parte fue un tuya mia. Ahora ataca Alemania, ahora lo hace Portugal. Ahora Podolski vuelve loco a Ricardo Costa, ahora es Cristiano Ronaldo el que hace lo propio con Jansen. El futuro, eso sí, está segurado. Kehl o Podolski, elegido mejor jugador joven del Mundial por delante de uno que estaba enfrente, Cristiano Ronaldo.
Y justo cuando más peligro estaba creando Portugal, cuando más dominaba, cuando las internadas por la banda de Cristiano Ronaldo se hacía cada vez más peligrosas (que se lo pregunten a Jansen) llegó el mazazo alemán. Dos sablazos de Schwensteiger, el primero tras una jugada personal; el segundo, tras sacar una falta que rebota en Petit y descentra por completo a Ricardo.