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Milosevic recibe sepultura en su casa natal de Pozarevac tras un homenaje en Belgrado

Sus antiguos colaboradores de partido despiden al ex presidente serbio en un funeral al que no ha acudido su familia

El ex presidente serbio y yugoslavo Slobodan Milosevic, fallecido hace una semana en su celda del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) que le juzgaba por genocidio y crímenes contra la humanidad, ha sido enterrado hoy en el jardín de la casa de su familia, en su ciudad natal, Pozarevac, sin la presencia de su mujer ni sus hijos, después de que cerca de 80.000 seguidores le despidieran durante un homenaje Belgrado.

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El féretro con el cuerpo de Milosevic ha sido llevado por sus más próximos colaboradores a los jardines de su casa familiar en Pozarevac, donde ha recibido sepultura sin honores de Estado. Delante del féretro, cubierto con la bandera serbia, otros colaboradores del fallecido presidente llevaban el cartel en el que estaba inscrito su nombre, su fecha de nacimiento y muerte y una gran foto suya. El coche fúnebre con los restos de Milosevic ha llegado a primera hora de la tarde a la céntrica plaza de Pozarevac, a unos 70 kilómetros al sureste de Belgrado.

Los altos cargos del Partido Socialista de Serbia (SPS), fundado por Milosevic, han acompañado a pie el coche que, cubierto con una corona de rosas rojas, se acercaba a paso lento a la plaza, en la que estaba instalada una plataforma, con banderas serbias, yugoslavas, de Pozarevac y del SPS a media asta, y una gran foto del ex dirigente serbio. En torno a la plaza, miles de personas coreaban "Slobo, Slobo", el apodo de Milosevic, mientras tiraban flores al paso del coche fúnebre. A la misma hora en que tenía lugar el entierro de Milosevic, más de 2.000 opositores se han congregado en el centro de Belgrado, agitando globos multicolores y soplando silbatos, para celebrar un "contra-funeral" espontáneo formado por ciudadanos que se sienten víctimas de la política nacionalista del ex presidente serbio.

Homenaje en Belgrado

Durante una ceremonia en la plaza del Parlamento, el vicepresidente del SPS, Milorad Vucelic, ha leído un comunicado de la familia Milosevic en el que informa de que ninguno de sus miembros acudirá al funeral por las "amenazas y chantajes" de las autoridades a su viuda. Esta aseveración ha suscitado gritos de protesta de los congregados, pero Vucelic les ha interrumpido para pedir una conmemoración digna. Al acto han acudido 80.000 personas de todo el país y desde la república serbia de Bosnia, que llevaban banderas nacionales, fotos del fallecido presidente, flores y pancartas con lemas como: "Los héroes no mueren. Pasan a la leyenda" o "El tribunal de La Haya, asesino de serbios".

Milosevic murió el sábado pasado en su celda de la prisión del TPIY, en La Haya, que le juzgaba desde febrero del 2002 por los crímenes de guerra cometidos en Bosnia, Croacia y Kosovo. El féretro con su cuerpo fue transportado a Belgrado el miércoles y desde el jueves estuvo expuesto en un museo en el centro de la capital, donde más de 80.000 seguidores le han rendido homenaje antes del entierro.

Ningún miembro de su familia ha estado presente en las exequias. La viuda, Mirjana Markovic, abandonó Serbia en febrero del 2003 y se estableció en Rusia ante el inicio en Belgrado de un proceso en su contra por presuntas malversaciones con fondos estatales durante el régimen de su esposo. A petición suya, el Tribunal de Belgrado aceptó esta semana una fianza de 15.000 euros y retiró la orden de captura internacional que había emitido contra ella por su incomparecencia en ese juicio. No obstante, el tribunal indicó que la viuda de Milosevic permanecerá en libertad sólo mientras asista regularmente al proceso y ordenó que fuera privada de su pasaporte en cuanto entre en Serbia, para asegurar así su comparecencia en la próxima cita, fijada para el jueves próximo.

La hija de Milosevic y Markovic, Marija, vive en los últimos años en Montenegro, mientras el hijo del matrimonio, Marko, huyó del país unas horas después de que su padre perdiera el poder, en octubre de 2000. Marko recogió el martes el cuerpo de Milosevic en La Haya, pero no lo acompañó hasta Belgrado sino que volvió a Moscú.

 
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