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Ucrania negocia con Rusia a dos días de que se cumpla el ultimátum de la 'guerra del gas'

Europa mira con atención al conflicto, ya que el 80% de las importaciones de gas ruso por la Unión atraviesa Ucrania

Madrid

Ucrania libra estos días una batalla contra el gigante ruso a cuenta del suministro del gas, bajo una amenaza grave: Gazprom, la suministradora rusa de todo el gas ucranio cerrará el grifo a las 7 de la mañana del domingo, 1 de enero, si las autoridades de Kiev no aceptan una subida de tarifas cercana al 500%. El Gobierno de Víctor Yúshenko afirma que ya tiene previsto un plan de emergencia ante la posibilidad real de la carencia de combustible, mientras que Moscú rechaza cualquier recorte en la subida de precios prevista.

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Esta guerra comercial tiene un indudable trasfondo político, ya que el Gobierno pro occidental de Yúshenko viene manifestando desde la revolución naranja que le aupó al poder en 2004 su firme decisión de alejarse de la órbita de influencia de Moscú. Y mientras el reloj sigue corriendo a favor del conflicto, la Unión Europea y Estados Unidos intentan mediar en él.

El Departamento de Estado de EE UU afirmaba ayer que se había puesto en contacto con ambas partes para "subrayar la importancia de la seguridad del suministro y la estabilidad de precios", mientras que la Comisión Europea aseguraba que estaba "siguiendo de cerca" la disputa comercial, ya que el 80% de las importaciones del gas ruso por parte de la Unión se realizan a través de la red de gasoductos ucrania.

El conflicto está enquistado por la negativa de Ucrania a aceptar una astronómica subida del precio del gas, producto tradicionalmente barato, que le supondría pagar por cada 1.000 metros cúbicos 230 dólares a partir de enero, frente a los 50 que pagaba antes. En otras palabras, Moscú impone a Kiev un alza del 460% en sus tarifas.

Posiciones alejadas

Hay tiempo todavía para un acuerdo, aunque las posiciones están alejadas. Mientras Ucrania reclama una subida mucho más suave, en torno al 60%, y recuerda que las tarifas le resultan simplemente imposibles de costear, el gobierno ruso de Vladimir Putin propone a Ucrania la concesión de un crédito comercial por valor de 3.600 millones de euros para ayudarle a sufragar la subida.

Hasta ahora, Ucrania recibía gas barato procedente de Rusia, y ésta a cambio obtenía el derecho a utilizar los gasoductos ucranios para transportar el combustible a Europa central y occidental. El modelo que Rusia propone imponer ahora es que Kiev pague por el gas, y pagar a su vez por el transporte. Para reforzar su posición, Rusia compró ayer casi todo el gas que Turkmenistán, una república centroasiática, producirá entre ahora y abril.

 
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