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El alcalde de Nueva Orleans cree que puede haber 10.000 muertos

Mientras, Bush continúa su viaje por la zona afectada asegurando que la primera misión ahora es salvar vidas

"Los estadounidenses pueden estar orgullosos. La respuesta de este país ha sido extraordinaria". Con estas palabras ha descrito el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, la reacción de su nación a la tragedia del huracán "Katrina". Tras el caos vivido en los últimos días, ha asegurado que, ahora, la primera misión es "salvar vidas".

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Hasta ahora, las autoridades federales, estatales y locales, al igual que los mandos militares que participan en las tareas de socorro y recuperación, no han dado cifras oficiales sobre las víctimas mortales de la tormenta y sus consecuencias. Pero el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, ha manifestado su pronóstico. En el programa 'Today' de la cadena de televisión NBC agregó que "no sería disparatado calcular que puede haber unos 10.000 muertos".

Esta declaración coincide con las palabras que ha pronunciado Bush desde el Centro de Operaciones de Emergencias de Baton Rouge, la capital de Luisiana. Allí, el presidente subrayó que, una vez salvados los supervivientes, la siguiente prioridad es "proporcionarles alojamiento, medicinas y comida".

"La respuesta de los voluntarios, de las familias que acogen familias... Los estadounidenses pueden estar orgullosos de lo que están haciendo las iglesias, las sinagogas, las mezquitas", agregó Bush. Declaraciones que ha realizado hoy en su segunda visita a la zona afectada por 'Katrina'. Un recorrido por la zona que le llevará a reunirse con las autoridades y los afectados en Baton Rouge, así como en otros lugares del vecino estado de Misisipi.

Viaje salpicado de críticas

La llegada del presidente a la región se produce en medio de crecientes críticas a la respuesta que ha dado su Gobierno a esta gran crisis. Un diario de Nueva Orleans, el 'Times-Picayune', publica hoy una carta abierta en la que expresa que "estamos furiosos" por lo que allí está ocurriendo y se ordena al presidente a despedir a todos los funcionarios de la Agencia para la Gestión de Situaciones de Emergencia. Consideran que el trabajo de la policía y los más de 50.000 militares de la Guardia Nacional, el Ejército y los marines ha llegado tarde.

A estas críticas se han unido otras que hacen referencia a que la mayoría de los damnificados en Luisiana son negros y por eso se les hizo menos caso. La tensión entre las autoridades locales y federales es también patente.

 
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