Los soldados vacían Nueva Orleans mientras Bush intenta frenar las críticas
Miles de militares intentan desalojar y recuperar la ciudad mientras los primeros espadas del presidente son enviados a la zona
Completadas las evacuaciones del estadio Superdome y del Centro de Convenciones de Nueva Orleans, convertidos en vertederos humanos tras el paso del huracán Katrina, los miles de soldados desplazados a la zona devastada por el ciclón se concentran ahora en sacar de la ciudad inundada a los miles de personas que permanecen en sus casas. Mientras, el Gobierno de George W. Bush, acusado de inoperancia por los afectados, intenta paliar un tanto el desastre y de frenar la indignación con el viaje a la zona de destacados miembros de la Administración.
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Tanto el Centro de Convenciones como el Superdome quedaron a última hora de ayer (madrugada en España) evacuados. Las miles de personas que se hacinaron durante cinco días, sin agua, sin alimentos y sin luz, en ambos centros, han sido desalojadas por los Guardias Nacionales y los soldados enviados a la zona, que los han puesto en lugares seguros. Muchos, cerca de 200.000, han sido trasladados a Houston (Texas), para ser alojados en albergues, campamentos u hoteles.
Tras una larga operación de más de ocho horas, los afectados que buscaron refugio en estas instalaciones y que encontraron el infierno tras varios días sin lo más básico, han sido trasladadas a lugares secos y seguros y se les ha provisto de agua, comida y otros productos de primera necesidad. Muchos han sido trasladados a la zona del aeropuerto, o a la autopista interestatal 10, desde donde han partido hacia el estado vecino de Texas. Centenares de autobuses y helicópteros han participado en el despliegue.
Nueva Orleans, apodada The big easy por lo relajado de sus costumbres y su fama de ciudad divertida y entregada al placer, parece cada vez más una ciudad fantasma. Las calles famosas por su actividad aparecen ahora desiertas y anegadas de agua, con cada vez más cadáveres flotando. Sólo las patrullas de soldados enviadas para frenar la oleada de saqueos y pillajes de bandas armadas perturban el silencio sepulcral en que ha quedado inmersa la ciudad.
No obstante, aún queda gente en la ciudad, aunque nadie sabe cuánta. Antes de la evacuación decretada por el alcalde, Ray Nagin, poco antes del paso del Katrina, Nueva Orleans contaba con medio millón de habitantes (1,3 millones contando con el área metropolitana). Los más pobres no pudieron salir de la ciudad, por carecer de medio de transporte y optaron por refugiarse en el Superdome o en el Centro de Convenciones, o en sus casas, de las que ahora no pueden o no quieren salir.
Nueva Orleáns es el centro de la catástrofe, pero muchas otras zonas de los estados de Luisiana, Misisipí y Alabama han quedado devastadas y miles de damnificados lo han perdido todo. La noche es especialmente trágica para estas personas, ya que el Katrina ha dejado sin luz gran parte de la región del golfo de México.
Sin servicios básicos
Según la Casa Blanca, un área de 145.000 kilómetros cuadrados (casi un tercio de la superficie de España) carece de todos los servicios básicos. El Departamento de Seguridad Nacional informó de que la Guardia Costera rescató a 9.500 personas de las costas del Golfo. Otras 100.000 han empezado a recibir ayuda humanitaria y unidades de la Cruz Roja han abierto centenares de refugios en nueve estados y están facilitando alimentos, vituallas y medicamentos a los damnificados.
Mientras, el Gobierno ha desplegado el mayor contingente de ayuda de su historia para paliar los efectos de la más devastadora tragedia natural que se recuerda en el país. El despliegue militar, entre soldados regulares y guardias nacionales alcanza los 54.000 efectivos. Ayer mismo, el presidente aprobó el envío de 7.200 soldados regulares más a la zona. Su tarea es la de repartir suministros, recuperar infraestructuras y frenar a los delincuentes.