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Un 'robot cirujano' participa por primera vez en un transplante de riñón

Mide un metro y medio, puede ser controlado a distancia y cuesta un millón de dólares

Madrid

Un robot llamado Da Vinci participó ayer en el hospital Guy's Hospital de Londres por primera vez en la extracción de un riñón de un donante para ser transplantado a otra persona. La pareja permite a los médicos examinar visualmente a los pacientes y comunicarse con ellos aunque se encuentren en otra parte del hospital, o incluso en otra parte del mundo.

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En el trasplante, llevado a cabo hace tres meses y del que se informó ayer, la máquina extrajo un riñón de Pauline Payne, de 55 años, con dos brazos mecánicos, pero después se utilizó cirugía convencional para implantarlo en Raymond Jackson, novio de la donante. Las delicadas "manos" del robot respondieron perfectamente a las órdenes del equipo de médicos, dirigido por el doctor Prokar Dasgupta, que seguía la operación a través de una cámara en miniatura instalada en la máquina y que emitía imágenes tridimensionales de la intervención.

Estados Unidos tiene actualmente en uso 180 robots Da Vinci. Hay otros 30 repartidos por el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Rumania, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Austria, Suiza, Canadá, Japón, India, Singapur y Arabia Saudí. Cada robot uno de ellos cuesta un millón de euros. En Estados Unidos se realizaron el año pasado en 20.000 intervenciones quirúrgicas, pero la extracción de un órgano de donante vivo para trasplante es una operación mucho más precisa que las habituales hasta ahora.

En el Reino Unido, sólo el hospital Guy's y el St.Mary, también de Londres, tienen estas máquinas. Dasgupta dijo que se trata de un "hito histórico", pero reconoció que hay que seguir estudiando y "hacer más operaciones como esta". Da Vinci ya había sido utilizado antes en este país para operaciones simples, pero es la primera vez que participa con éxito en una intervención de trasplante de un donante vivo.

En unas declaraciones a la prensa, la donante Pauline Payne dijo que volvió a su casa de Rochester, en el sureste de Inglaterra, cuatro días después del trasplante y al mes ya estaba en el trabajo. "Creo que es maravilloso. No puedo creer que me sometí a una operación de tres horas un viernes, el sábado ya caminaba y el lunes estaba en casa para la hora del té", añadió.

 
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