Berlín inaugura el monumento a los judíos víctimas del Holocausto
Se trata de un inmenso terreno con 2.711 bloques de hormigón diseñado por Peter Eisenman
La clase política y la comunidad judía alemanas inaugurarán hoy en Berlín el monumento a los judíos de toda Europa asesinados por el nazismo, un inmenso terreno con 2.711 bloques de hormigón que su arquitecto, Peter Eisenman, ha concebido como "un lugar de esperanza para el futuro". Se trata de un laberíntico patio de estelas de hasta cinco metros de altura que será accesible para todos las 24 horas del día y no tendrá inscripciones. Atrás queda, pues, la polémica sobre si el resto de colectivos perseguidos deberían haber sido incluidos.
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El monumento será abierto, accesible para todos -incluso para sus detractores- las 24 horas del día y sin inscripciones de ningún tipo. "Será un lugar sin nombres, un lugar de silencio en la ciudad, en que el visitante reflexione sobre el pasado, el hoy y el futuro", explicó Eisenman. "No quise hacer un cementerio, un lugar de muerte, sino de esperanza para el futuro", prosiguió el arquitecto, para quien el monumento debe ser un sitio donde el paseante "oiga las voces" de las víctimas.
El presidente del Parlamento, Wolfgang Thierse, el del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Paul Spiegel, el propio Eisenman y la impulsora del monumento, Lea Rosh, inaugurarán hoy el impresionante patio. Asistirá a la inauguración la plana mayor de la política alemana, desde el presidente Horst Koehler y el canciller Gerhard Schroeder, a representantes de la oposición, así como la australiana Sabina van der Lindern, representante de los supervivientes del Holocausto.
Tras la ceremonia, quedará abierto al ciudadano de a pie a partir del jueves un impresionante memorial sobre 19.000 metros cuadrados de un solar vecino a la Puerta de Brandeburgo, formado por el patio de los 2.711 bloques de hormigón y un centro de documentación bajo tierra. "Optamos por un monumento abierto, con todo el riesgo que ello entraña, sean pintadas o problemas de seguridad. Debe ser un lugar accesible las 24 horas del día y por sus cuatro costados", afirmó Thierse, respecto al peligro de ataques neonazis.
En el patio de estelas no habrá inscripciones de ningún tipo, pero en el centro de documentación subterráneo se recordará a los 3,5 millones de judíos asesinados documentados con nombre y apellidos. La impresionante lista ha sido facilitada por los responsables del monumento Yad Vashem, en Israel. Al visitante de Berlín se le ofrecerá, en proyecciones simultáneas en cuatro paredes del centro bajo tierra, breves perfiles biográficos de algunas víctimas.
El monumento nació como proyecto hace 17 años, impulsado por una iniciativa cívica que emprendió la periodista Lea Rosh, apoyada por intelectuales y políticos de todos los partidos. En el camino quedaron obstáculos y recelos contra ese proyecto, del que se cuestionó tanto su propia oportunidad como si tenía que ser sólo para los judíos o para todas las víctimas, incluidos los homosexuales, gitanos y demás perseguidos. Se optó por la primera variante, por entenderse que agruparlos hubiese disipado la singularidad de cada uno de esos colectivos.
El Parlamento dio finalmente el visto bueno al proyecto en 1999, el año en que el Gobierno y principales instituciones federales regresaron a Berlín, tras las décadas de capitalidad "provisional" en Bonn. El coste total del monumento está en los 27,6 millones de euros. El resultado no es un sitio "al que uno vaya a pasear amablemente", en palabras de Thierse, pero sí un lugar "necesario para todos los alemanes".