La dramática situación en Benyunes

Varios centenares de subsaharianos viven desde hace tiempo en un campamento cerca de la localidad marroquí de Benyunes, cercana también a la frontera con Ceuta. Allí esperan, la mayoría de las veces durante años, poder cruzar la frontera a Europa. Ahora las autoridades marroquíes han decidido cercarlos. Un destacamento del ejército los vigila desde principios de febrero y detienen a todo aquel que abandone el campamento en busca de algo tan básico como el agua o la comida.

Los campamentos de Benyunes igual que los del Monte Gurugú, junto a Melilla, existen desde hace años. El Gobierno marroquí está combatiendo la inmigración clandestina eliminando puntos de referencia para las mafias y lugares donde los inmigrantes reponían fuerzas y planificaban el último paso, cruzar a España.

Dejando al margen las dificultades de vivir en el bosque, con los problemas de infecciones respiratorias, cutáneas y del aparato digestivo, la presión actual es sobretodo psicológica. Una vez que lograron reagruparse de nuevo por nacionalidades, han levantado las tiendas de troncos cubiertas por plásticos azules y encienden fuego y preparan la comida. Van siempre en parejas o grupos, vigilando cada ruido, y por la noche, los que más corren se arriesgan acercándose a las tomas de agua y desplazándose a poblaciones cercanas para comprara comida.

Thomas, responsable de una de las comunidades nos explicó que desde que están cercados ya hay 10 personas que no han regresado de estas misiones nocturnas. "Como intento enviar a la gente para que vayan a buscar cosas a la ciudad, pero en cuanto se cruzan con los militares, los detienen y si les encuentran algo les roban. Han empezado a violar a las mujeres. Es muy duro".

ACNUR lleva años sin visitar el campamento

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Los militares permiten el acceso a médicos de organizaciones internacionales que llevan tiempo trabajando en el bosque. Les dejan curar e incluso han podido sacar a un enfermo. También han visitado los campamentos militantes de derechos humanos que han calificado la situación de embargo. Lo cierto es que el acceso a la ayuda humanitaria está abierto, aunque la sensación de que en cualquier momento van a arrasar con el campamento no se la quita nadie de la cabeza.

ACNUR no ha visitado el campamento desde hace años. Muchos inmigrantes han pasado primero por la oficina de Rabat para pedir asilo político. Les dan un papel en el que se anuncia que se va a hacer el escrimin, una investigación personal, previa a considerarle refugiado. Pero durante ese tiempo no tienen ninguna ayuda para sobrevivir y son acosados por la policía, por lo que suelen viajar al norte para intentar cruzar a España. En Benyunes piden que al menos se reconozca que existen. Thomas señala que "en Rabat está el ACNUR, están al corriente de nuestra situación. No queremos que reaccionen sólo cuando haya muertos. Eso es inaceptable.

Durante la conversación nos preguntaron por la reciente visita del ministro de Interior español, José Antonio Alonso. Las fuertes redadas han coincidido con la visita de los Reyes de España, la del presidente mejicano y la de Alonso.

Peter, un hombre mayor con dos años a sus espaldas viviendo en el bosque, está convencido de que la colaboración hispano-marroquí respecto a la lucha contra inmigración ilegal, comprende el consentimiento de lo que están viviendo en Benyunes.

"La verdad es que la Unión Europea está jugando su política con Marruecos, y lo grave es que ellos también empiezan a violar los derechos humanos, ellos que fueron los primeros en concebir los derechos humanos. En Europa respetan los derechos humanos, pero en África la situación es grave, no se respetan".