Un juez de Sevilla "echa en falta" en una sentencia poder imponer más pena a un maltratador
El agresor ha sido condenado a tres años de cárcel por maltratar a su pareja y a sus hijas
Un juez de Sevilla ha condenado a tres años de cárcel a un hombre por violencia psicológica y maltrato infantil contra su esposa e hijas, pero señala en la sentencia que "echa en falta" poder imponer penas más elevadas. A su juicio, los 19.140 euros que piden las víctimas "se le antoja una cifra pequeña".
La sentencia del juzgado penal 4 imputa a J.M.A.R., de 42 años, actos de violencia física y psicológica contra su esposa durante los 18 años de convivencia, que fueron especialmente graves contra una niña que la mujer tenía de una anterior relación sentimental.
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Desde que ésta tenía 3 años fue víctima de insultos tales como "gorda, golfa, asco de niña" que "la tenían amedrentada" y que le obligaron a trasladarse a vivir con su abuela varias veces, relata el veredicto.
La compañera del acusado, por su parte, sufrió "agresiones motivadas por cuestiones sin importancia alguna" y "multitud de episodios de grave violencia doméstica", de las que eran testigo la primera hija de la víctima y otra niña que tuvieron en común.
Al menos en dos ocasiones en 1998 y 2003, relata el juez, la víctima recibió del procesado la advertencia de que "la próxima que saldrá en los telediarios serás tú", en referencia a los casos de mujeres maltratadas que recogían los informativos.
Aunque la mujer llegó a encontrar trabajo, el procesado "no le dejaba hacer uso del dinero que había en el domicilio", por lo que se vio obligada a "pedir comida en distintas instituciones".
El juez considera además demostrado que la víctima tuvo que ser trasladada por su empresa a un centro de trabajo dotado de mayores medidas de seguridad como consecuencia de los "escándalos" que montaba el agresor y que este hecho fue determinante para que no le renovaran el contrato a su finalización.
Dice la sentencia que la víctima llegó a presentar algunas denuncias por agresiones físicas, que siempre retiraba a instancias de su marido porque, al igual que otras maltratadas, "no sólo estaba traumatizada por su agresor, sino que además se veía obligada, por una serie de mecanismos de manipulación, a aceptarla".
Según el veredicto, la mujer llegó a tomar la costumbre de "no dar nunca la espalda a su marido, ya que en muchas ocasiones la agredía al darse la vuelta", y a deshacerse de aquellos objetos de la vivienda "que pudieran servir al acusado en las agresiones".
Además, ella y sus hijas tomaron la costumbre de dormir con la puerta de la habitación "encajada con una bombona de butano" por su "miedo generalizado".
La sentencia otorga a las víctimas una indemnización " de 13.140 euros, la totalidad pedida por la abogada de la mujer, junto al pago de los 6.000 euros del tratamiento psicológico recibido hasta ahora y el que precisen en el futuro. Al magistrado esta cantidad se le queda "pequeña".