Sociedad | Actualidad

Cobraba cuatro euros a inmigrantes por dormir sentados en sillas

En una habitación de 23 metros cuadrados

La Policía ha detenido en Madrid a un ciudadano de origen chino que regentaba un local que aparentaba ser un centro de acceso a internet, pero ocultaba un negocio de inmigración ilegal ya que cobraba supuestamente a cada inmigrante unos cuatro euros por pasar la noche y dormir sentado en una silla.

El arrestado, Si CH., de 25 años, ha sido detenido como presunto autor de un delito de favorecimiento de la inmigración ilegal, que cometió presuntamente en el local ubicado en el número 3 de la calle Antonio Grilo. En la operación policial, también se han arrestado a seis compatriotas de Si CH. por estancia irregular.

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Las investigaciones se iniciaron por parte del Grupo V de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación, cuyos miembros fueron alertados por el servicio de control de juegos de azar de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana de que en determinados locales regentados por ciudadanos chinos y dedicados a chatear por Internet podrían cometerse irregularidades.

La primera planta del local de Si CH. nada hacía sospechar de lo que se albergaba en el sótano, una habitación de veintitrés metros sin ventilación donde tenía catorce ordenadores con sus respectivas mesas. Allí, los inmigrantes ilegales pagaban cuatro euros por pasar la noche en condiciones pésimas ya que dormían sentados con los pies apoyados en la mesa del ordenador y compartían un baño que no cumplía las mínimas condiciones de higiene ni de salubridad.

Los investigadores, acompañados de un inspector del Ministerio de Trabajo y con el apoyo de agentes de Policía Local, procedieron hace unos días a realizar una inspección en el negocio y corroboraron las sospechas.

El local fue sancionado por no cumplir las medidas de seguridad básicas ya que carecía de extintores, de iluminación y su dueño no aportó ningún tipo de licencia.

Si CH. y seis ciudadanos chinos que se encontraban en situación ilegal fueron arrestados, pero además once menores, que se encontraban en el bajo, parecían en un principio estar en una situación de total desamparo pues dormían en el local y no se tenía ninguna noticia de sus padres u otros responsables. Inmediatamente fueron trasladados al Grupo de Menores de la Brigada de Policía Judicial (GRUME), donde facilitaron los teléfonos de sus progenitores. Los menores confesaron que no habían colaborado por miedo y fueron entregados a sus padres.

 
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