Sharon negocia con Peres la entrada de los laboristas en el Gobierno
Concluyen su primera reunión sin hacer anuncios, pero coinciden en la necesidad de "llegar a un acuerdo"
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, trata de salvar su Gobierno, su plan de retirada de Gaza y la construcción del polémico muro frente a las críticas internacionales. Sharon y el líder del Partido Laborista, Simon Peres, han comenzado hoy a negociar la posible formación de un Gobierno de unidad nacional de tinte moderadamente izquierdista.
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La reunión entre ambos líderes concluyó sin anuncios, pero según dijeron a la prensa fuentes allegadas al jefe del Gobierno, después de conversar en "una buena atmósfera" durante 75 minutos, "ambos acordaron que la creación de un Gobierno de unidad nacional es una necesidad". Asimismo, señalaron las fuentes oficiales, citadas por el vespertino "Maariv", "Sharón y Peres decidieron aunar fuerzas para llevar adelante el plan de desconexión" de los palestinos.
El desayuno ha tenido lugar en medio de una gran resistencia, especialmente de parte de los ministros del actual Gabinete que temen ser desplazados y de legisladores de la derecha radical en el Likud, que rechazan el ingreso de los laboristas en el Gobierno por considerarlo "un cáncer".
RETICENCIAS EN LOS MINISTERIOS
Dos ministerios a cargo de ministros del Likud, el de Exteriores, cuyo titular es Silvan Shalom, y el de Finanzas, al frente del cual figura el ex primer ministro Benjamín Netanyahu, y su posible transferencia a políticos del Partido Laborista (PL), si entrara a formar parte de la coalición de Gobierno, son dos de las cuestiones clave que Sharon y Peres deben resolver.
Peres, interesado en la cartera de Exteriores para conducir un posible plan de paz conjunto, critica duramente a Netanyahu, quien trata de sanear la economía nacional a costa del sacrificio de las clases más humildes y cuyo plan fue descrito recientemente por el primero como "programa de capitalismo cochino".
LOS LABORISTAS PIDEN CAMBIOS ECONÓMICOS
El Partido Laborista, según sus portavoces, sólo entrará en el Gobierno de Sharon si éste cambia su plan económico y lleva adelante la evacuación de Gaza, a pesar de la oposición de la derecha nacionalista y de los colonos.
La supervivencia de Sharon al frente de actual Gobierno depende desde hace tres semanas de los laboristas. La dimisión y destitución de varios ministros pertenecientes a los grupos más extremistas ha dejado al Ejecutivo con el apoyo de 59 diputados en una Cámara de 120 escaños. Los laboristas cuentan con 19 representantes en la Knesset y se han convertido en la clave de la gobernabilidad.