Los Pelayo ya pueden entrar en el Casino de Madrid
El Supremo obliga a los casinos a admitir a los jugadores que usan las probabilidades
El Tribunal Supremo ha dictaminado que el Casino de Madrid no puede prohibir la entrada a los jugadores que utilizan técnicas informáticas para descubrir imperfecciones en las ruletas y tener así más probabilidades de resultar ganadores. El Supremo considera que no se trata de una trampa sino que usan el ingenio.
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Así lo indica la Sala de lo Contencioso Administrativo del alto tribunal en una sentencia en la que confirma la sentencia del ribunal Superior de Justicia de Madrid y las resoluciones de la Delegación del Gobierno en Madrid y el Ministerio del Interior que en 1994 levantaron la prohibición de entrada de unas determinadas personas en el Casino de Madrid adoptada por su director de juegos.
La decisión del dirección del Casino se basó en el Reglamento de Casinos de Juego al estimar que estos jugadores habían incurrido en la causa de prohibición de acceso por haber cometido "irregularidades en la práctica de los juegos".
Según el Casino, estos jugadores estuvieron durante un largo periodo "determinando las frecuencias de los resultados de las ruletas, o de alguna de ellas en concreto, con el fin de que mediante el cálculo de probabilidades y utilizando un programa informático determinado poder predecir los posibles resultados futuros, con un mínimo margen de error".
El Supremo recuerda que la conducta de estos jugadores "difícilmente puede encajar en el estricto concepto de irregularidad o trampa a que se refiere el Reglamento, puesto que se basa en la mera observación de unos resultados que se repiten y no en la vulneración de las reglas o manipulación de los elementos o mecanismos de juego de manera que alterasen sustancialmente las reglas propias del azar".
Indica el alto tribunal que el juego de la ruleta "no dejó de practicarse con toda regularidad, sin manipulación alguna de la propia ruleta, sin sustituir la elección del número o números a cuyo favor se apuesta" y sin influir "en el discurrir de la bola y del cilindro y con sujeción, por tanto, al azar del número en el que la bola finalmente se pose".
EL INGENIO, "SIN MÁS"
Para el TS, los jugadores utilizaron "sin más" el ingenio y una técnica informática para descubrir que en una o unas determinadas ruletas unos números tenían más probabilidades que otros de resultar ganadores, por causas físicas atribuibles a "ligerísimas imperfecciones de construcción o colocación, imperceptibles a simple vista".
La reacción del Casino, "encaminada a procurar la satisfacción de sus propios cálculos sobre el resultado económico de la actividad empresarial, no pasa por la expulsión o prohibición de entrada de aquellos jugadores, "sino por el cambio de emplazamiento de las ruletas, el intercambio de sus componentes o la mejora en el diseño, construcción o asentamiento de unas y otros", concluye la sentencia.