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El petróleo alcanza los 41 dólares en EE UU y se sitúa al borde de su máximo histórico

La previsión de incremento de la demanda mundial sigue impulsando los precios en Nueva York y en Londres

Nueva York

El precio del barril de Texas alcanzó hoy los 41 dólares en el mercado de Nueva York, con lo que está a un paso de batir su récord histórico, fijado en los 41,15 dólares. En Londres también se mantiene la tendencia alcista, situándose el precio futuro por encima de los 38 euros.

El temor a que los países productores no puedan atender la fuerte demanda mundial de crudo que se avecina por el crecimiento económico, se encuentra detrás de esta fuerte subida del petróleo, sólo comparable a la registrada en 1990, con la crisis del Golfo.

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El encarecimiento afectaba hoy a todos los derivados, especialmente a la gasolina, cuyo contrato de referencia subía hasta los 1,363 dólares por galón (3,8 litros), el nivel más alto de su historia.

Los efectos adversos de estos precios, desconocidos desde la primera guerra del Golfo, continúan produciéndose. Ayer se supo que el incremento de la factura energética llevó el déficit comercial estadounidense un récord histórico, y hoy el Banco Central Europeo ha vaticinado un incremento de la inflación en el corto plazo. Estos efectos negativos podrían mantenerse, según la evolución del crudo en fechas próximas.

Barrera psicológica

Algunos analistas estiman que los precios del petróleo podrían instalarse en Nueva York alrededor de los 40 dólares durante el resto del año si no bajan significativamente de ese nivel en los próximos días, según informa Reuters. "La psicología del mercado puede cambiar si los precios superan los 40 dólares durante una o dos semanas más", opina Paul Horsnell, del Barclays Capital, pues en ese caso "las percepciones de lo que es un precio normal se recalibrarían al alza".

La Agencia Internacional de la Energía pronosticó el miércoles que la demanda de crudo aumentará este año un 2,5%, su mayor crecimiento en 16 años, motivado sobre todo por la pujanza de las economías emergentes. "Una bajada de precios significativa depende de grandes aumentos de la producción en Irak o de una seria reducción del crecimiento en China y la India", afirma Adam Sieminski, del Deutsche Bank, quien añade que ninguna de estas eventualidades parece probable a corto plazo.

 
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