Dos estanques ocuparán el espacio dejado por las Torres Gemelas
El monumento ha sido elegido entre 5.200 propuestas
El lugar donde se ubicaron las Torres Gemelas, en Nueva York, será ocupado por dos grandes estanques que permanecerán hundidos, creando un vacío que recordará la ausencia de los fallecidos en los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Este es el diseño original que presentó el arquitecto Michael Arad y el paisajista Peter Walker, y que ha sido seleccionado en el disputado concurso convocado en abril pasado para el monumento arquitectónico que honrará la memoria de las víctimas de los ataques terroristas.
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El ente encargado de la reconstrucción de la zona cero en Nueva York, la Corporación para el Desarrollo del Bajo Manhattan, desveló hoy el diseñó escogido, que ha resultado ganador de entre más de 5.200 propuestas procedentes de 63 países y ocho finalistas. Sin embargo, la corporación ha querido mantener algún tiempo más la incógnita sobre el "Memorial", al anunciar hoy mismo que en el diseño final se han realizado "cambios significativos" que serán desvelados la próxima semana.
Con esta premisa, la única referencia que poseen los neoyorquinos es la propuesta que presentarán Arad y Walker, y que se denominó "Reflejando la ausencia", un "espacio que resonará con los sentimientos de pérdida y ausencia generados por la muerte y la destrucción", según describen los propios artistas.
En una gran plaza peatonal adoquinada, un par de estanques marcarán la localización exacta de las dos torres, si bien quedarán hundidos nueve metros, creando un vacío que evocará la pérdida sufrida por los familiares de las víctimas. Los estanques estarán alimentados por un constante discurrir de agua, y cada una de las piscinas estará bordeada por edificios inclinados, que marcarán los límites del monumento, si bien se desconoce si estos detalles se mantendrán en el diseño final.
Todos los diseños que se presentaron al concurso respetaban las "huellas" que dejaron las Torres Gemelas, remarcándolas con jardines, plazas, estanques y caídas de agua, y todos poseían áreas de contemplación para los familiares de las víctimas. Al igual que el ganador, incluían tambièn un reconocimiento a cada una de las víctimas mediante la inscripción de sus nombres y fechas de nacimiento en placas o muros de piedra, así como un "lugar de descanso" para los restos aún no identificados.
La Corporación del Bajo Manhattan reconoce que el diseño ganador "no sólo preserva el espacio dejado por las Torres, sino que reconoce individualmente a las víctimas y conecta de nuevo maravillosamente el lugar con el tejido urbano de la comunidad
