Desde robos en hoteles a bajas laborales fraudulentas: así es la vida sin horarios de un detective privado en Logroño
La profesión reclama legitimidad y un mayor reconocimiento en el ámbito jurídico por ser "una pieza clave en la resolución de casos legales"
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El auge de las bajas laborales ha hecho aumentar la demanda de detectives privados ante las sospechas de fraude
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Logroño
Lejos de las historias que muestran las películas, la vida de un detective privado está profundamente unida a la legalidad y a un trabajo minucioso. “Nuestro trabajo debe acogerse siempre a derecho, no vale investigar cualquier cosa”, explica Luisa, detective privada en su paso por los micrófonos de Radio Rioja.
La profesión, esencial en numerosos ámbitos como el laboral, familiar y digital, exige un compromiso con la ética, horarios impredecibles y una constante actualización tecnológica. Algo en lo que coincide Luis Fernández, un experimentado detective privado en Logroño del grupo AIPASA, que cuenta en la Ventana de La Rioja cómo este oficio, muchas veces malentendido, juega un papel clave en la resolución de conflictos cotidianos.
Además, se trata de un trabajo que exige un sólido proceso formativo: “Tenemos que estudiar tres años en la universidad para obtener el diploma y, después, Seguridad Privada nos habilita con una tarjeta profesional. Pero no es suficiente: debemos estar dados de alta en Hacienda y en la Seguridad Social para obtener un registro empresarial que realmente nos permita trabajar”, añade Luis.
Una profesión sacrificada
La vida de un detective privado es cualquier cosa menos rutinaria. “Generalmente trabajamos cuando los demás descansan: fines de semana, madrugadas… Hay días que empiezas a las 4 o 5 de la mañana para realizar los controles necesarios”, detalla Luis.
Esta flexibilidad, lejos de ser un lujo, es una exigencia de la profesión. “No sabes ni dónde vas a acabar ni cuándo terminarás”, añade Luisa. Esta imprevisibilidad ha llevado a muchos compañeros a abandonar la profesión por su alta demanda y sacrificio personal.
Pese a ello, ambos coinciden en que el esfuerzo vale la pena: “Ayudamos a la sociedad”, señala Luis. “Cuando alguien tiene un problema que no sabe resolver, viene a nosotros. Es un trabajo que va más allá de una simple investigación”.
El auge de las bajas laborales
En los últimos años, uno de los ámbitos donde más ha crecido la actividad de los detectives es en la investigación de bajas laborales fraudulentas. Luis asegura que el año pasado “se produjo un repunte importante, y en el 90% de los casos que investigamos, se acreditaron irregularidades”.
Las empresas o mutuas suelen acudir a ellos cuando detectan inconsistencias en las bajas prolongadas o conductas sospechosas de los empleados. “A veces, simplemente se confirma que la baja es legítima y abandonamos el seguimiento. Pero en otros casos, tras días o semanas de vigilancia, se descubren actividades incompatibles con las dolencias alegadas”, explica Luisa.
Además de este ámbito, el sector ha diversificado su cartera de servicios hacia temas de competencia desleal, custodia de menores, y en los últimos tiempos, según explica Luis, investigaciones en redes sociales y compliance empresarial: “Podemos realizar infiltraciones en empresas, rastrear perfiles digitales o comprobar la veracidad de denuncias internas, sin necesidad de notificar al investigado, lo que nos da una ventaja frente a los equipos legales internos”.
La habilidad para adaptarse a diferentes contextos es una de las grandes bazas del sector. Luis recuerda un caso en el que tuvieron que infiltrarse en un hotel para resolver una serie de robos cometidos por una empleada. “Acreditamos lo que sucedía y entregamos las pruebas a la dirección”, puntualiza.
Por su parte, Luisa narra una investigación reciente sobre una baja laboral. “Hacemos seguimientos durante días. A veces encontramos pruebas y otras, no. Pero siempre tratamos de ir un paso por delante”.
Ambos coinciden en que, aunque las películas muestran una visión distorsionada de la profesión, la realidad no deja de ser igual de emocionante. “Nuestro trabajo no es solo descubrir la verdad; es hacerlo dentro de la legalidad, con rigor y, sobre todo, con un propósito legítimo”, concluyen.
En busca de reconocimiento
A pesar de la amplia gama de servicios que ofrecen, los detectives privados buscan mayor legitimidad y reconocimiento en el ámbito jurídico. “Estamos vinculados a la Ley de Seguridad Privada, lo que nos asocia más a la vigilancia que a la investigación. Queremos estar dentro de la justicia gratuita y que nuestro trabajo sea reconocido como una herramienta clave en la resolución de casos legales”, explica Luis.
Esta lucha por profesionalizarse incluye la celebración de congresos y reuniones con jueces y fiscales. “Ellos están viendo que nuestro trabajo no solo complementa el suyo, sino que les permite abrir los ojos a detalles que antes pasaban desapercibidos”, añade el detective.
Por eso, insisten en la necesidad de poner en valor la profesión de los detectives privados que "realizan un trabajo necesario y sacrificado". Además, defienden que su papel, lejos de los clichés cinematográficos, se ha convertido en una herramienta esencial para empresas, mutuas, particulares e incluso el sistema judicial.
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