Rubén Cristóbal pulveriza el récord de maratón de La Rioja en silla de ruedas a base de gominolas

Logroño

"Me siento en una nube". Con esta inmensa alegría Rubén Cristóbal describe la felicidad que le ha hecho batir el récord de maratón de La Rioja en silla de ruedas con una marca de 2 horas, 38 minutos y 40 segundos en la prueba celebrada en Sevilla. "La verdad es que no me lo esperaba", asegura después de que su propio plan de carrera superara sus mejores expectativas.

Tuvo la suerte de salir en los primeros cajones de la competición, lo que no suele ser habitual. "Se me cruzaron un poco los cables en la salida y decidí comenzar como un auténtico trueno y seguir a la libre que tenía previsto durante el primer tercio de carrera", apunta. A media que pasaban los kilómetros vio que se encontraba francamente bien y siguió y siguió hasta parar el reloj en ese tiempo para la historia.

"Creo que puedo mejorar aún más. A Sevilla llegué justo de entrenamiento. A me me gusta preparar una maratón con cuatro meses de entrenamiento y, en esta ocasión, fueron tan solo dos. Si entreno como hasta ahora y participo en una competición con recorrido llano, pienso que puedo arañar algún segundo más", indica en cuanto a sus próximos planes. Y, por ello, su mente está puesta en Valencia, ideal para lograr grandes tiempos.

Gominolas

Es el mejor registro esta temporada para un deportista riojano, de acuerdo a los datos de la Federación Española de Atletismo. Y encima ha superado su mejor marca con creces.

Todo ello gracias a un secreto que no esconde. Rubén, que padece diabetes, regula los niveles de azúcar durante las competiciones a base de gominolas.

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"A raíz de conocer al Team One, cuyos integrantes son todos diabéticos, he ido probando diferentes métodos para controlar el azúcar y con las gominolas me funciona francamente bien. No tengo grandes bajadas ni subidas. De hecho, en Sevilla estuve muy equilibrado en todo momento. Cada 3 o 4 kilómetros me comía una coca cola de gominola, en función del esfuerzo", insiste.

"Soy diabético y me regulo con gominolas; es así, aunque a muchas personas les sorprende", añade.

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La última meta

Pero la carrera de Rubén no acabó en la meta. En el camino de vuelta a Logroño, Rubén y sus padres, que le acompañaron a la prueba en Sevilla, asistieron con sorpresa cómo en la capital andaluza no había un taxi adaptado para llegar a la estación de Santa Justa. "Me tuve que buscar la vida. Mis padres fueron por su cuenta en taxi y a mí me tocó dar caña con la silla de ruedas para llegar a tiempo al tren", recuerda. Fue un recorrido extra de 5 kilómetros. "Ahí es donde terminó mi maratón en Sevilla", asegura después de haber podido coger a tiempo el medio de transporte.

De cara a las próximas citas en el calendario, Rubén avanza que participará de nuevo en todas las carreras que pueda del circuito de Logroño y le gustaría también ir a Zaragoza y también Valencia, a final del año.

"Me gustaría poder contribuir, aunque sea con mi granito de arena, a que se visibilice el deporte de personas con discapacidad o gente que padece diabetes y, de esta forma ayudar a los demás".