"Tienes una pelea con las letras y esa pelea se llama dislexia": el trastorno que afecta a cuatro de cada 100 alumnos

"Tú tienes una pelea con las letras: no eres tonto ni te pasa nada más. Tu pelea con las letras tiene nombre. Se llama dislexia". Así encara Elena Anguiano, psicóloga sanitaria y forense y experta en psicología educativa, la primera conversación con los pacientes con dislexia que llegan a su consulta de psicología. "Aunque la dislexia sea un trastorno neurológico, nosotros trabajamos para que esas estructuras neurológicas, que ya sabemos que no están funcionando, busquen otra forma", dice.

Se estima que, de cada 100 alumnos, 4 pueden presentar problemas de dislexia. Un trastorno neurológico irreversible que afecta al aprendizaje y a la lectura. Un trastorno aún poco muy visible. "Muchas veces, no se entiende y a veces es tratada como vagancia. Eres un vago porque no te fijas. o porque cometes faltas de ortografía porque no estás atento. La mayoría de los aprendizajes tienen que ver con la lectoescritura a nivel académico y muchas veces tenemos el problema llega si a esos alumnos nos centramos tanto en su lectoescritura y les penalizamos por las faltas de ortografía a un nivel muy alto, tenemos un riesgo altísimo de presentar desmotivación académica, lo que puede acabar en un abandono escolar", afirma.

Un trastorno que además de estas consecuencias educativas puede conllevar desmotivación y también pérdida de autoestima en lo personal. Lo ideal es identificarlo en la etapa primaria pero en numerosas ocasiones, el problema se hace patente en educación secundaria. "El problema viene cuando no lo hemos identificado y pasamos a la etapa secundaria donde estos alumnos presentan mayores problemas porque la dificultad crece, hay que escribir más, y las faltas de ortografía se hacen más llamativas y los profesores inciden más en ello, donde no disponíamos tanto de pruebas".

Además, en numerosas ocasiones, la dislexia pasa desapercibida y se enmascara también con otras dificultades. Las personas que lo sufren son conscientes de su trastorno y por eso la ayuda de un profesional es fundamental.

Rioja Dislexia pide más atención en las aulas

Juan Martínez es el vicepresidente de la asociación Rioja Dislexia que aglutina a unas 100 familias. Para ellos es un día de celebración, de reivindicar la importancia de las diferencias y visibilizar este trastorno. "Muchas veces en el ámbito educativo es un trastorno invisible y mucho más en el social. Se sabe muy poco sobre este trastorno", apunta.

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El primer objetivo de la asociación fue conseguir un protocolo elaborado por la consejería de Educación para que se atendiera a todos los niños con dislexia de igual manera y no importara en qué centro estudiaran ni qué docentes tuvieran.

"Es un protocolo muy bueno" que establece todas las pautas para detección e identificación precoz y para la intervención pero dice que echa en falta difusión e implicación. "Es cierto que en algunos colegios se actúa muy bien, se detecta a los niños lo antes posible, se ponen medidas preventivas en etapas del aprendizaje de la lectoescritura y las intervenciones son adecuadas, pero en otros centros no ocurre lo mismo. Necesitamos que se siga formando a los docentes y sensibilizándolos".

Reconoce que esta carga se dejan en manos muchas veces de los tutores de infantil, cargados de trabajo, que no pueden poner en marcha solos los programas de prevención e identificación de dislexia.

Un protocolo obligatorio para trabajar pero que muchas veces no se lleva a la práctica. Cuenta que el mayor problema que se están encontrando, tanto para que se realicen las adaptaciones a nivel de exámenes, al nivel de contenidos que tienen que estudiar y de intervenciones específicas, se dan en Educación Secundaria, en Formación Profesional y en bachillerato. "Este es un campo en el que queda mucho, mucho trabajo".

Además, no oculta que otras comunidades autónomas nos llevan ventaja. "Hay programas que están estandarizados y que se ponen en marcha en las aulas de infantil que no solo permiten prevenir las dificultades sino que nos permite identificar en educación infantil a aquellos niños con un alto riesgo de presentar dislexia y empezar a intervenir ya en esas etapas, en el momento en el que los niños tienen mayor plasticidad cerebral y donde las intervenciones van a ser más eficaces".

Explica que falta el trabajo de fondo, que se ponga en marcha por normativa un "programa de estimulación de la conciencia fonológica que permita identificar de forma temprana y empezar cuanto antes las intervenciones".