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Sophie Marceau: "Nunca he notado que me lleguen menos papeles porque envejezco"

La actriz protagoniza 'Todo ha ido bien', la nueva película de François Ozon sobre un padre que le pide a sus hijas que le ayuden a morir. Un drama que abre el debate sobre el suicidio asistido en Francia

Sophie Marceau, en el pasado Festival de Cannes / GETTY IMAGES

Sophie Marceau, en el pasado Festival de Cannes

Madrid

El cine sirve para abrir debates sociales. En España lo vivimos con Mar adentro, la película de Amenábar que impulsó en 2004 la conversación sobre la eutanasia al contar el caso de Ramón Sampedro. Nada cambió entonces en las leyes españoles, pero el cine consiguió que se hablara de ello. Años más tarde, el gobierno ha aprobado una ley que regula la muerte digna. En Francia solo está permitida en casos muy concretos. Y eso muestra François Ozon en ‘Todo ha ido bien’ con un drama familiar más íntimo y rocambolesco que político.

El director adapta la novela de Emmanuèle Bernheim, guionista de algunas de sus películas como ‘Bajo la arena’ y ‘La piscina’. La historia se basa en su propia experiencia, en la petición que su padre, un rico coleccionista de arte, le hizo tras sufrir las consecuencias de un accidente cerebrovascular. La escritora le ofreció a Ozon llevar a la pantalla este relato antes siquiera de publicarlo, pero el realizador no se sintió preparado en aquel momento. Tras dar muchas vueltas el proyecto, ahora, años después de fallecer su amiga Emmanuèle, ha decidido contar su historia.

Como hacía Haneke en Amour, Ozon centra la acción en una familia burguesa y liberal, que no tiene prejuicios sobre la decisión que ha tomado el padre, pero que debe enfrentarse al proceso y a buscar una fórmula que burle la ley francesa. La actriz Sophie Marceau interpreta al álter ego de Bernheim, una hija voluntariosa que siempre ha cuidado de la familia y acude a una asociación suiza pagando 10.000 euros. "¿Qué hacen los pobres?", se pregunta el personaje de André Dusoiller, el padre cascarrabias y obstinado. "Esperar a la muerte", responde el de Sophie Marceau para remarcar que morir también es una cuestión de clase. Charlotte Rampling y Geraldine Pailhas completan el reparto de esta cinta austera y emocional que encuentra momentos para el humor y coquetea con el policiaco en su tramo final.

Marceau, estrella del cine francés que dio el salto internacional en los 90 con papeles en ‘Braveheart’ y James Bond, ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera y personifica el debate de la película ¿Qué hacer cuando alguien te pide que le ayudes a morir? De la situación del suicidio asistido en Francia, de enfrentar la muerte y de los papales para actrices a partir de los 50 hemos charlado con la intérprete y el director en su visita a Madrid.

¿Por qué ha tardado tantos años en llevar esta historia al cine? ¿En qué momento sintió que estaba preparado?

François Ozon: Es la historia de una amiga y eso siempre es delicado. Cuando publicó el libro, ella me lo propuso pero no me sentía realmente capacitado, era una historia demasiado íntima, demasiado personal y preferí no hacerlo. Cuando falleció ella, cuatro años más tarde, fue cuando pensé que quizás era el momento.

¿Cómo se enfrenta a un personaje que tiene una lucha entre lo emocional y lo racional? ¿Qué pesa más a la hora de preparar el papel?

Sophie Marceau: No sé si hay mucha parte racional, es la vida de su padre. Efectivamente ella tiene que controlar a un hombre bastante egocéntrico, un librepensador, es una tempestad, una tormenta, todo gira alrededor suyo. Emmanuèlle siempre ha gestionado los temas de la familia, pero ahora el tema de la muerte le cae encima y esta vez es de su padre. Es una mujer fuerte, que siempre apoya a todo el mundo, quizás por la educación de sus padres, incluso con su madre, una mujer depresiva y un poco loca. Es una mujer que se inclina por los demás y decide acompañar, junto su hermana, a su padre hasta el final. Uno puede preguntarse si fue doloroso para ella, no lo sé, pero para mí ese acompañamiento facilitó el luto. Es una prueba terrible lo que él le pide, pero acompañar la voluntad de su padre es admirable.

Hablando de la parte íntima, ¿por qué decide enfocar la historia más en ese lado emocional y familiar que en el debate político?

François Ozon: Me lancé a esta aventura sin ninguna idea preconcebida, por suerte, hasta entonces no había tenido que pensar en la eutanasia ni por mí ni por nadie que me rodease. Ningún familiar ha estado en esa situación. Eso me permitió lanzarme a la historia sin ningún prejuicio. Lo que quería plantear es el qué haría yo en una situación así. No tengo ni idea, no sé si sería capaz de acompañar así a mi padre. Tampoco sé si estuviera en el otro papel, si decidiría morir. Lo que me interesaba era hacer una película que dejase campo libre al espectador para que el público justamente se planteara esa pregunta ¿Qué haría yo en ese caso?

¿Cómo ayuda a responder esa pregunta las dosis de comedia negra en la película y también ese final policíaco con una cuenta atrás?

Sophie Marceau: La película plantea cómo afrontar la muerte en la vida. Enseguida te ves en medio de cosas muy pragmáticas, no se trata de una muerte natural, necesitas mucha organización. Y esto es a la vez muy real y muy sorprendente. Para mí el luto no es ahora, cuando alguien se muere y estás triste, porque la vida te obliga a no parar, a seguir, a olvidar la tristeza… Por lo tanto, es una carrera contra el tiempo, nunca estás preparada para decir adiós al otro aunque lo acompañes y estés con él, siempre hay un estado de estupefacción que hace que justo la película sea muy viva y dé pie a momentos de comedia. También por eso está ese tono policiaco porque en Francia está prohibido, y en la historia real casi detienen hasta estas dos hermanas, tienen que testificar, mienten, luego dicen la verdad… Ese interrogatorio las hace sentirse unas delincuentes, unido a que su padre se quiera morir, es una locura para la familia.

¿Ha abierto la película un debate en Francia sobre el suicidio asistido? Con ‘Gracias a Dios’, una de sus últimas películas, hubo polémica

François Ozon: No hice la película para preocuparme de lo que iba a venir después, sino simplemente para intentar entender mejor la historia de Emmanuèlle. Ahora bien, tiene ese componente para el debate social. ‘Gracias a Dios’ -cinta sobre los casos de pederastia de la Iglesia en Lyon- tuvo mucho impacto en Francia, incluso quisieron prohibirla. En este caso, no ha sido así, pero sí hemos notado ciertos obstáculos. Hay gente que no quiere ir a verla, rehúsan ir a verla porque no quieren enfrentarse a la muerte. Por otro lado, después del estreno, muchas asociaciones han acogido la película y la están usando para abrir un debate. Siempre que puedo asisto a esos debates porque me parece muy interesante escuchar la opinión de gente que ha acompañado a los suyos a morir, u otros que no han podido y le hubiera gustado. Todo este debate me parece bien, me alegro mucho de que la película haya podido crear esto.

Hay un momento muy divertido y a la vez muy honesto en la película cuando se plantea que morir también es una cuestión de dinero. Los ricos pueden pagar y hacerlo en el extranjero ¿Por qué quería remarcar esta diferencia de clase hasta en la muerte?

François Ozon: Esto surgió cuando me enteré de que si tienes dinero puedes ir a morir a Suiza o Bélgica, yo no lo sabía, solo era consciente de que en Francia está prohibido. De hecho, esto no está en el libro porque la familia de Emmanuelle es burguesa, tienen bastante dinero y no se planteaba ese problema. Decidí incluirlo en la película porque me parecía importante. Si eres pobre, no puedes decidir morir. Lo mejor de todo es que para André Dussollier era divertido decir todas estas maldades, disfrutaba diciéndole a Sophie lo fea que era de pequeña… Ahí estaba en la cama del hospital lanzando barbaridades y pasándoselo como un enano durante el rodaje.

En España, las actrices lamentan que cuando llegan a una edad, no hay papeles para ellas. Desde aquí miramos con cierta envidia la diversidad del cine francés y cómo cuida a sus artistas, ¿en qué momento está de su carrera? ¿Le llegan menos papeles?

Sophie Marceau: Es verdad, también pasa, pero el cine francés siempre tiene grandes papeles para las mujeres. Hay muchas técnicas, realizadoras, muchas mujeres que escriben…

François Ozon: Pero yo también soy mujer -risas-

Sophie Marceau: No, hablaba de las mujeres que vemos en pantalla. Me sorprende ver tan pocas aquí, también detrás de las cámaras. En Francia, sin embargo, las mujeres siempre han estado presentes, hay directores que siempre ofrecen muy buenos papeles a las actrices. Desde luego, muchos de los grandes papeles han sido escritos por hombres, pero sí es verdad, ahora lo pienso y siento que hemos tenido mucha suerte. Nunca he notado que me lleguen menos papeles porque envejezco, incluso ahora me parecen más interesantes los que me ofrecen. Antes siempre era la seducción, el amor, la juventud… y ahora es más diverso. Yo siempre que me daban un papel antes buscaba la escena de sexo, ahora ya no me ofrecen tanto eso, tengo papeles mucho más sólidos e inteligentes. Pero bueno, en España también tenéis a Almodóvar que siempre tiene buenos papeles para las mujeres.

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José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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