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Ciencia y tecnología

¿Puede ser 'verde' la energía nuclear?: la polémica propuesta de la Comisión Europea

Sus defensores la ven indispensable como 'muleta' en la que apoyar la transición energética y subrayan que no genera CO2

Quienes están en contra temen que esto pueda ir detrimento de las energías renovables y alertan sobre los residuos nucleares

¿Puede ser 'verde' la energía nuclear?: la polémica propuesta de la Comisión Europea

¿Puede ser 'verde' la energía nuclear?: la polémica propuesta de la Comisión Europea

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Madrid

En estos primeros días del 2022, la Unión Europea ha puesto a la energía nuclear en el centro del debate público de cara al futuro. Lo último son las palabras del Comisario Europeo del Mercado Interior -en un periódico francés- donde dice que, de aquí a 2050, habrá que invertir medio billón de euros en nuevos reactores nucleares. Defiende así el Comisario la propuesta de considerar la energía nuclear como "energía verde". Dice Thierry Breton que hacerlo -meterla dentro de esa categoría- es una forma de incentivar la llegada de capitales.

¿Puede la energía nuclear ser una energía verde? Seguramente es una idea que hace unos años ni se nos habría pasado por la cabeza, pero esa es la propuesta de la Comisión Europea que España ha rechazado. La división sobre qué papel tiene que tener esta energía que, efectivamente no genera gases contaminantes pero que también es un hecho que preocupa por qué hacer con los residuos peligrosos que genera, en la transición a una energía no contaminante se ve claramente en nuestros vecinos europeos:

Francia dice sí a la nuclear

Emmanuelle Macron anunciaba hace unos meses que Francia construirá reactores nucleares de nuevo por primera vez en décadas. Lo consideran parte de su transición ecológica.

Francia se convirtió en una de las principales potencias nucleares del mundo entre los años 70 y 90 con más de 50 reactores nucleares en todo el territorio y hoy en día este tipo de energía genera el 70% de la electricidad del país. Si bien hace unos años François Hollande se comprometió a reducir su producción del 70 al 50% para el 2035, ahora el presidente Macron ha decidido volver a apostar por ella mediante la construcción de pequeñas centrales. Una decisión motivada principalmente por dos razones: garantizar la independencia energética (más en un contexto de subida de precios de la electricidad) y porque se trata de una energía más barata y menos contaminante; el hecho de que no genere emisiones de carbono permitiría a Francia alcanzar sus objetivos climáticos; es decir, conseguir la neutralidad de carbono en 2050.

Alemania desmantelará la nuclear en 2022

En Alemania ocurre todo lo contrario. Desde hace 9 días ya solo quedan tres centrales nucleares allí: la mitad que a finales del 2021. Y cuando termine este año, el plan del gobierno alemán es que no quede ni una sola.

El gobierno alemán, formado por socialdemócratas, verdes y liberales rechaza expresamente las valoraciones de la Comisión Europea sobre la energía nuclear. Es algo que no está en discusión, por lo que la propuesta de Bruselas ha sido un jarro de agua fría para muchos, especialmente para los verdes socios mayoritarios del nuevo Ejecutivo. Casi ningún tema ha sido tan identitario y exitoso para el partido como el movimiento antinuclear. A finales del año pasado se cerraron tres centrales nucleares y este año lo harán otras tres. Alemania lleva décadas preparando la desconexión nuclear y pronto se despedirá del carbón, pero no puede prescindir del gas fósil, al menos de momento. Así que la propuesta de la Comisión casi se asume de forma amarga. El gas natural, tal y como se recoge expresamente en el acuerdo de coalición, es indispensable para un periodo de transición hacia un país más ecológico. Mientras se forja una postura de consenso en el gobierno, la abstención se perfila como la posibilidad más válida.

¿Qué es una energía verde?

Eso es lo que quiere determinar ahora la Unión. La comisión ha propuesto una clasificación -taxonomía es el término exacto- en la que podrían entrar las nucleares porque contribuyen a los acuerdos de París: no emiten CO2 y -por tanto- no contribuyen a ese aumento de la temperatura media de la tierra.

Lo explica Alfredo García, operador y supervisor de la planta de Ascó, en Tarragona: "Las energías renovables están incluidas, lógicamente, eso no le sorprende a nadie; pero luego nos estamos dando cuenta de que esas energías renovables no son suficientes, no garantizan el suministro las 24 horas del día y necesitan un respaldo. Un respaldo que podrían ser unas baterías que no existen, no se han desarrollado todavía unas baterías de gran capacidad que sean capaces de almacenar el excedente de renovables y tenemos que basarnos en la ciencia. ¿Qué nos dice la ciencia? Un macroestudio promovido por la UE realizado por JRC (el órgano asesor científico de la Comisión Europea) (...) ha demostrado que la energía nuclear es tan ecológica y tan respetuosa con la salud de las personas y el medioambiente como las energías renovables".

Los colectivos ecologistas se muestran en contra de asignar esta taxonomía a la energía nuclear o al gas natural. Greenpeace alerta de que puede ser contraproducente para las energías renovables, haciendo que quien vaya a invertir en alguna fuente de energía no lo haga en la solar o en la fotovoltaica. Lo explica la responsable de unidad política de los ecologistas, Alicia Cantero: "Porque además eso tiene un peligro. Que el dinero que se va a invertir ahí va en detrimento de otras soluciones como son las energías renovables (...) Las tecnologías a las que se les asigne esta taxonomía tendrían que ser válidas para lograr el acuerdo de París y para evitar un aumento de la temperatura más allá de un grado y medio. Debería basarse exclusivamente en energías renovables que nos van a llevar al modelo energético sostenible que necesitamos que es un sistema 100% renovables y -algo también muy importante- en manos de la ciudadanía".

El problema de los residuos nucleares

Es evidente que la energía nuclear y la eólica, o la solar, no tienen nada que ver, pero sí que hay diferencias y la fundamental es la de la reducción de las emisiones de carbono. La fisión nuclear no las produce. El problema aquí son los residuos, que son peligrosos. En nuestro país los residuos de las nucleares -a día de hoy- los gestionan las propias centrales, se quedan allí; aunque la idea es que se termine creando un centro en el que se recojan todos. Sí que hay un conocido como cementerio nuclear en Córdoba, pero en él que lo que se depositan son residuos de media, baja y muy baja intensidad: los que se generan en laboratorios u hospitales, por ejemplo. Allí no se están guardando los residuos de alta intensidad nuclear que producen los reactores. Alfredo García defiende que estos residuos se gestionan de forma segura: "Se genera mucha menos cantidad de la que la gente podría llegar a pensar. Hice un cálculo recientemente y todos los residuos generados de alta actividad en España en más de 40 años de producción de centrales nucleares -hemos llegado a tener hasta 10 centrales nucleares- cabrían en un cubo de 13,5 metros de alto, ancho y fondo. Es un volumen muy manejable desde el punto de vista técnico porque -además lo que necesitamos para protegernos de esos residuos radiactivos es blindaje", comenta García.

Este operador nuclear habla también de los reactores de cuarta generación, el futuro más cercano de esta energía que podría ser también una solución para los residuos nucleares porque podría acortar su periodo de radiación. Los de ahora aprovechan el 5% de la energía, pero "se calcula que llegará entre el 97 y el 99% de consumo de la energía del combustible. ¿Qué es lo que nos quedará? (...) Residuos de alta actividad también, pero de periodo corto".

Los ecologistas -en cambio- creen que no se puede invertir en algo que aún no está funcionando al 100%, aunque se están realizando pruebas en Rusia. Subrayan que los residuos suponen un riesgo especialmente en el largo plazo y que no pueden continuar generándose por "la peligrosidad que engendran todos los residuos radiactivos para los que no se ha encontrado una solución final y que además dejaremos en herencia a muchas futuras generaciones. (...) La energía nuclear todavía son investigaciones que no llegan a tiempo. Tenemos la solución que son las energías renovables. Es una tecnología que está disponible, que cada vez es más competitiva -y lo está demostrando- y que no genera impactos ambientales tan graves como los de la nuclear".

¿Muleta para la transición ecológica?

Greenpeace entiende que no se puede hacer un apagón inmediato de las nucleares -el año pasado supusieron el segundo generador de electricidad de España- pero subrayan que lo que no se puede hacer es invertir más en esta energía, que se debe continuar con el proceso de apagado progresivo de las centrales. Transición ecológica apoyada en lo que hay, no en fomentar la nuclear: "Tiene que haber un proceso gradual de cierre. Eso quiere decir que no podemos seguir invirtiendo, tal y como señala la taxonomía, en nuevas centrales nucleares o en nuevas centrales de gas. Esa es la diferencia. Evidentemente tiene que haber un proceso de transición que nos lleve hacia este sistema energético 100% renovable y en ese proceso de transición se tienen que ir cerrando gradualmente todas las energías contaminantes, es decir, la energía nuclear y todos los combustibles fósiles".

Por otro lado, está el futuro de la energía nuclear. Es lo que defienden quienes apoya la inversión en las nucleares. El proceso actual es el de la fisión nuclear pero el futuro es la fusión nuclear, una energía que no dejaría residuos. Lo explica García: "La tendremos -no me cabe ninguna duda- pero nadie puede asegurarnos cuándo. Se está hablando de 2-3 décadas aproximadamente peor quizá tarde más. Será inagotable porque utilizaremos hidrógeno del agua del mar, es decir, que no se nos acabará el combustible y no generará residuos radiactivos".

Lo que está claro es que la transición energética está en marcha. En España, por ejemplo, este 2021 la energía eólica ha superado por primera vez desde 2013 a la nuclear.

 
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