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Arte contemporáneo

Ai Weiwei: "En China, la palabra autoritario no define a una persona, define a un sistema"

El artista y activista chino que lleva años criticando duramente la postura del gobierno de su país respecto a la democracia y los derechos humanos y en 2011 fue detenido estando encarcelado durante 81 días sin cargos publica sus memorias 'Mil años de alegrías y penas' (Debate)

Ai Weiwei: "En China hay una cultura total de autoritarismo"

Ai Weiwei: "En China hay una cultura total de autoritarismo"

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Madrid

Lo conocemos por haber participado en el diseño del famoso Nido, el estadio olímpico de Pekín; o por creaciones artísticas como el “Fairytale” en la documenta de Kassel, o “Sunflowers seeds”, en la Tate Modern de Londres. Pero le conocemos también por su activismo, por su lucha por los derechos humanos en China y fuera de China.

Hijo de poeta

En el libro se recogen algo más de 110 años de historia, los que llevan desde el nacimiento de su padre, el poeta Ai Quing, hasta nuestros días. "Todo el mundo tiene un padre, y esa figura está siempre ahí, aunque no nos demos cuenta. Mi padre fue una figura única en la literatura china y sufrió la persecución del Partido Comunista. Fue castigado por sus libros. Eso marcó mi vida, y la hizo diferente desde que nací, y por eso a los 24 años cuando me marché a EEUU".

"En esa época nadie podía marcharse de China. Y no había relaciones entre China y EEUU. Pero yo quería marcharme, porque allí no había ninguna posibilidad para mí. Sabía lo que significaba que me detuvieran, porque detenían a personas a las que conocía sin haber cometido ningún delito, y las condenaban a 10 años de cárcel. Es ahí cuando pensé "me tengo que marchar".

Regreso a China

En 1993, al conocer que su padre había sido detenido nuevamente, decide regresar a su país. "No tenía esperanza alguna para China, creía que era un país sin posibilidad alguna de cambio. Sobra decir que estaba equivocado, China hizo un cambio tremendo, pero al mismo tiempo algunas cosas nunca cambian. Al estar lejos entonces, en Nueva York, y al ser también incapaz de entender muchas cosas sobre el capitalismo y el imperialismo de EEUU, tampoco era muy atractivo para mí quedarme en ese país. Necesitaba encontrar un sitio en el que poder crecer en el arte. Supe pronto que si quieres dedicarte al arte, lograrlo en Nueva York es un milagro, por el coste de la vida". 

La detención

Ai Weiwei desarrolló su actividad durante más de 25 años en China. En ese periodo creó algunas de sus obras de arte más conocidas. Y siguió desarrollando su activismo y su lucha por los derechos humanos. "Hasta tarde, en 2011, no me detuvieron. Pero en realidad no me detuvieron, sino que me secuestraron de manera secreta. Porque se parece mucho a un secuestro: no me dejan saber dónde estoy, no puedo llamar a mi familia o a mi abogado, nadie sabe de mí... Hasta 80 días después no me dijeron que iban a sentenciarme por un delito de subversión al Estado...  Me seguían, me observaban, me siguieron a todos los sitios durante los 2 o tres años anteriores. Me intimidaban. Sabía que nunca me detendrían para llevarme a una comisaría de policía y acusarme de algo en concreto; lo que querían era demostrarme el poder que tenían. Hacerme desaparecer. De eso modo, me demostraban que estaban por encima de la ley, que podían hacer lo que quisieran".

El caso Peng Shuai

La tenista denunció el 2 de noviembre que un exvicepresidente había abusado de ella. Tras la présión internacional, y ante un posible boicot a los Juegos Olímpicos de Invierno, las autoridades mostraron unas imágenes suyas en un torneo y permitieron que hablara con el presidente del Comité Olímpico Internacional. Dos meses después Peng negaba la acusación contra el exmandatario.  "El mundo occidental considera que ha tenido lugar la violación de una persona, una mujer, que además ha revelado su relación con una persona muy arriba en el gobierno. Así es como se ve desde fuera. Pero en China en general, un deportista es propiedad del Estado. Son deportistas gracias al esfuerzo del Estado, que los selecciona y los convierte en estrellas. Es como en el Ejército: son soldados de las fuerzas especiales, que cuando se les pide algo, colaboran. Reciben protección a cambio de favores. Ella por supuesto tiene todo el derecho a revelar este sentimiento de injusticia, pero al mismo tiempo tiene muchas cosas de las que preocuparse: su familia, su trabajo, su futuro, sus amigos... pueden haberla hecho llegar a la conclusión de que no debe hablar de esto. Todo es muy diferente cuando te hacen creer que eres propiedad del partido."

 
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