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La venganza de Meryl Streep contra Trump en 'No mires arriba': "Necesitamos buenos gobernantes"

La actriz se convierte en presidenta de Estados Unidos en la sátira política 'No mires arriba', donde el director Adam McKay se ríe del negacionismo, de los medios de comunicación y de la política institucional junto a Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence

American actors Jennifer Lawrence, Leonardo Dicaprio, Meryl Streep and Jonah Hill arrive on the red carpet at the world premiere of Netflix's "Don't Look Up" at Lincoln Center / DPA vía Europa Press DPA vía Europa Press

Meryl Streep perpetra una pequeña venganza en No mires arriba, la nueva sátira política de Adam McKay que estrena Netflix en cines este viernes y en su plataforma el 24 de diciembre. Recién elegido Donald Trump presidente de Estados Unidos, en enero de 2017, la actriz aprovechaba su discurso en los Globos de Oro, recogiendo un premio honorífico, para decirle al nuevo gobernante que no iban a olvidar la defensa de los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBIQ en estos próximos cuatro años. Por supuesto, Trump le respondió. "La actriz más sobrevalorada de la historia", dijo de una intérprete que tiene dos Oscar y más de veinte nominaciones.

Ahora la ficción le ha dado la oportunidad de hacer de Donald Trump. Es decir, una presidenta obsesionada por el dinero, el poder y la estupidez. La actriz, muy educada, decía en una rueda de prensa que se ha inspirado en mucha gente. "Había muchos lugares de donde coger propuestas, hay muchas personas en puestos públicos que tienen mucho que ver. Ha sido divertido ir poniendo en este personaje características de todos esos y sus apetitos de tener mucho poder, dinero, más poder y más dinero. Y luego un pelo fantástico y las uñas perfectas. Desafortunadamente eso lo estamos pagando ahora, para ser un representante público tienes que hacer muchos sacrificios y no todo el mundo puede hacerlo. Necesitamos a esa gente más que nunca", decía ante sus compañeros.

No mires arriba es una comedia que pretende desactivar a los negacionistas. Lo hace con el humor político de un director que en tres películas nos ha contado como nadie la realidad de Estados Unidos. Es Adam Mckay, un tipo curtido como guionista en el Saturday Night Live y como director en las comedias gamberras con Will Ferrer que firmaba al inicio de su carrera. En 2015 logró un Oscar a mejor guion adaptado por La Gran apuesta, donde desmontaba la crisis financiera. Hay algo de esa historia que ha mantenido en sus dos películas posteriores e incluso en la serie que produce para HBO, Succession. Es la denuncia de cómo los ricos ven negocio incluso en las mayores tragedias del mundo. Y eso que no ha conocido la sanidad madrileña. En El vicio del poder desmontó a Dick Cheney y su manera de hacerse más rico todavía con la guerra de Irak.

En No mires arriba demuestra cómo políticos y empresarios son capaces de permitir que caiga un meteorito sobre la Tierra siempre que sea rentable para ellos, claro está. Si a esa dupla -políticos y empresarios- unimos a los medios de comunicación, tenemos la tormenta perfecta. "Detrás de los medios de comunicación hay mucho dinero en publicidad y clicks que tienen que enganchar a la gente. Me gusta la forma en la que eso se cuenta en la película, en cómo nos reímos de cómo hablamos en los medios, en las redes sociales", decía el director que desactiva el discurso mediático y muestra cómo esa banalización favorece los discursos de odio, las fake news y empodera a los negacionistas.

Toda la comedia es un intento de desmontar el negacionismo contra la ciencia y contra el cambio climático, uno de los problemas que más preocupa al director. La comedia es para McKay el mejor modo de cambiar los discursos, de dominar ese relato. "Queríamos hablar en la película del cambio climático, pero nos preocupaba hacerlo porque es un tema bastante abrumador ahora mismo. Al final pensamos que podíamos contarlo riéndonos, con cierta distancia, porque eso nos permitía sentir la urgencia, la tristeza, pero también ver desde fuera la importancia".

La defensa del medio ambiente fue lo que hizo a Leonardo DiCaprio, actor que lleva años concienciado con ello, entrar en esta comedia e interpretar a un científico de medio pelo que tiene que convencer a su país de que el apocalipsis está cerca, salvo que la sociedad actúe. "Quería resaltar la frustración de la comunidad científica, que dice la verdad todo el rato pero no se le presta atención. Trabajamos juntos para resaltar eso y cómo un científico actuaría en una situación así donde sabe que el mundo se va al carajo", explicaba DiCaprio en la rueda de prensa junto a su compañera de reparto, la actriz Jennifer Lawrence, que también interpreta a una científica. "Leo lo ha dicho perfectamente. Es frustrante ver gente que ha dedicado su vida a decir la verdad y son arrinconados porque en realidad la gente no quiere oír esa verdad".

"Adam creó la película en medio del cambio climático, pero esa emergencia la creó con un cometa que va a chocar contra la tierra en solo ocho meses. Los científicos están siendo politizados y aparecen hechos alternativos y este personaje lo he compuesto de todos los científicos que he conocido en este tiempo, de sus problemas y sus desafíos ante la prensa. Me gusta mucho cómo Adam ha escrito estos dos personajes, uno que habla más como Greta Thunberg, que cree en el sistema para cambiar, y el otro todo lo contrario. Me gusta también abordar la manera en la que estamos destruyendo la verdad, el Covid nos lo ha vuelto a mostrar", ahondaba DiCaprio.

No mires arriba habla sobre todo del relato. De cómo hacer para que no solo calen los discursos de la extrema derecha, sino para que haya compromiso político. De ahí el duro reproche a los medios de comunicación, sobre todo a las televisiones a las que pone a caldo. Cate Blanchett es Susana Griso o Ana Rosa, interesadas en la audiencia, en el buen rollo, en el dinero y la ropa... No podemos olvidar a Mark Rylance en un papel que fusiona a Bill Gates y a Steve Jobs, mucho después de que doblaran camisetas.

Está también Ariana Grande firmando una de las canciones de la banda sonora junto al compositor Nicholas Britell -el mismo que ha compuesta la cabecera de Succession-. La cantante se ríe de sí misma en esta comedia loca, inteligente y punzante para la que ha compuesto hasta una canción. Si Aerosmuth lo hizo con Armageddon, ella lo hace con un tema sobre el fin del mundo. De Armageddon tiene mucho la película, la fotografía emula esas cintas de catástrofes tremendamente americanas, pero la historia y los personajes se alejan del heroísmo. Ameríca necesita héroes sí, pero ante todo comediantes.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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