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ENTREVISTA A STEVIE VAN ZANDT

Stevie Van Zandt, las confesiones del consigliere del rock

El músico y actor edita 'Flechazos y rechazos', unas fantásticas memorias en las que recorre su vida al lado de Bruce Springsteen, su papel como Silvio Dante en 'Los Soprano' y su forma de entender la música y la profesión

Van Zandt en una fotografía promocional de 2021 / Getty Images

Madrid

Durante décadas Stevie Van Zandt (1950) ha sido el consejero de Bruce Springsteen, su hombre de confianza, la pieza clave de la E Street Band, pero el guitarrista estadounidense ha sido muchas cosas más. En sus paréntesis con la banda de su adolescencia, Van Zandt editó siete discos en solitario, fue parte del elenco de Los Soprano, activista político, locutor radiofónico y desarrolló un proyecto educativo para mantener viva la historia de la música en las aulas de Estados Unidos.

Su historia como segundo espada le ha permitido estar más lejos de los focos, pero a la par tener voz propia en el mundo de la música. En 2020, con el planeta parado, Little Steven se sentó delante del ordenador y puso su vida en negro sobre blanco. Flechazos y Rechazos (Ed. Libros de Kultrum) es una de las mejores memorias de rock que se han escrito. En lugar de caer en tópicos, Van Zandt escribe con una honestidad descarnada, una enorme pasión y mucho sentido del humor, alardeando más de sus errores que de sus aciertos.

En sus páginas relata el viaje junto a Springsteen, pero también otras aventuras menos conocidas como sus viajes políticos a Nicaragua o Sudáfrica, además de su paso por la televisión y por la radio. El guitarrista atiende a Sofá Sonoro desde su casa para recorrer su historia.

Cuál es la historia detrás de este libro, ¿qué te ha llevado a escribirlo?

Creo que la oportunidad que me la dio la cuarentena. Pasé los tres años previos reconectando con mi música, algo que no había hecho durante décadas. Desde 2017, por accidente, acabé juntando a los Disciples of Soul y sacando discos y saliendo de gira, saqué mucho material en esos tres años, los más productivos de mi carrera. Eso me dio una perspectiva y al tener tiempo pensé que era el momento de escribir algo que pudiese ser útil a la gente, al menos mientras recuerde las cosas. Fue una buena oportunidad.

Da la sensación de que lo pasaste bien haciéndolo, el libro es muy divertido

Es que el mundo es muy aburrido

¿Al escribir el libro has descubierto algo de ti mismo de lo que no tuvieses una constancia previa?

Un poco. No suelo mirar atrás muy a menudo, no pienso en el pasado y estuvo bien transportarme a esos días y revivir cosas y ver qué pensaba o sentía en determinados momentos de mi vida. Siempre he mirado a la decisión de dejar la E Street Band como el mayor error de mi vida, pero volviendo ahora a ello me he dado cuenta de todo lo que sucedió tras dejar la banda. Ahora lo veo diferente. Puede que estuviese tocándole los cojones al destino, pero ahora creo que estaba persiguiendo mi destino. Eso es la sensación que me ha dejado, puede que todo haya salido de la manera en la que estaba predestinada y ahora me siento mejor sobre ello. Todos estos años pensaba que dejar a Bruce había sido un error, pero de no haber dejado la banda no hubiese grabado mis siete discos, no hubiese hecho Los Soprano o los proyectos locos en los que me he metido. Si hubiese estado en la banda nada de esas cosas hubiesen sucedido y me siento mejor sobre ello.

¿Hay algún libro de música que te haya inspirado o que hayas tomado como referencia a la hora de dar forma al tuyo?

Portada del libro de Stevie Van Zandt

Portada del libro de Stevie Van Zandt / Libros de Kultrum

La verdad es que no. Hay libros que me gustan mucho como el Bob Dylan, que es fantástico, el de Bruce o el de Keith Richards. Hay varios que me gustan, pero yo no quería hacer lo mismo. Quería que mi libro tuviese tres patas y no solo mi narrativa. Quería incluir historia, capturar y mostrar lo que estaba pasando en ciertos momentos de la historia para que quedase para los jóvenes. He sido testigo de casi toda la historia del rock menos la primera década y puedo hablar de cómo evolucionó. La otra pata que quería que estuviese en el libro era el oficio. He sido músico y también productor. Sé cómo funciona la música y quería reflejarlo en el libro porque puede ser útil. Esas eran mis tres patas: la historia, mi narrativa y el oficio. Creo que esta visión hace al libro algo diferente que la mayoría de autobiografías.

Hablando de historia. Has conocido a decenas de grandes personajes de la música. Me encanta como reflejas el papel de los pioneros del rock, pero también los momentos duros que vivieron cuando se les dio de lado. Es increíble la historia que cuentas de Howlin Wolf actuando en la fiesta de cumpleaños de una adolescente...

Eso fue especial. No he podido ver a todos los que me hubiera gustado porque seguían actuando y girando como Muddy Waters o Sonny Boy Williamson, pero ver a Howlin Wolf me impresionó. Wolf era increíble, más grande que la vida, enorme. Lo vi desde el fondo de la sala y parecía que tenía una moneda en la mano y resultó que era su armónica. Sus manos eran inmensas. Daba un poco de miedo, pero pude hablar con él y era un tipo gracioso. Fue un lujo poder verle en directo, aunque fuese en ese contexto.

Hablas de muchísimos músicos y se nota la pasión que te despiertan...

Hay una clave a la hora de escribir que es ver que incluyes y que dejas fuera del libro. Es muy fácil acabar haciendo del libro una gran lista de gente que me gusta o que conozco. Quise mantener cierta tensión narrativa e incluir gente que ha sido relevante para mí, he conocido a gente que me encanta pero que no menciono en el libro.

Narras también varios encuentros surrealistas con Bob Dylan, crees que, si un día te lo encuentras paseando por la calle sabría reconocerte, sabría quién eres...

¿Ahora mismo? (risa) Tenemos una relación curiosa. Creo que ahora si sabría quién soy, hace unos años no lo tengo tan claro. Lo primero que hice al acabar el libro fue mandárselo a Bruce y a Bob y les dije que si había algo que los incomodase lo quitaría sin problema. Hay conversaciones privadas y no quería que se ofendiesen.

Me hizo bastante gracia la forma cruda y directa que tienes al hablar de la gente: de los que te engañaron, de los traidores, de los que quieren salir en las fotos. Dices las cosas bastante claras...

Ese era el reto, cuando sabes tanto como yo, y sé muchas mierdas, tienes que tener cuidado y no revelar cosas que no deberían ser reveladas, pero a la par quería ser honesto y contar cosas interesantes y es complicado y te preguntas si has ido demasiado lejos. He tenido un gran editor que ha sido de una ayuda enorme en esas cosas.

En el libro también hablas de una forma muy humilde de tus errores, pero cuáles son las cosas de las que te sientes más orgulloso...

Hay algunas. Me siento orgulloso de mis acciones políticas. Tuvimos mucho éxito con algunas acciones para cambiar el mundo como fue el caso de Sudáfrica y Mandela y eso es muy extraño. Conseguir aquello fue muy especial. También me siento orgulloso de los dos formatos de radio que he creado y que están sindicados por medio mundo. Esos dos formatos me sobrevivirán. Otra cosa que es especial para mí es el proyecto educativo sobre la historia de la música y que ahora aplican 40.000 profesores. También diría mis siete discos en solitario.

Otra de mis historias favoritas y que muestra tu relación con Bruce Springsteen es el momento en que te deja escuchar las canciones de Nebraska y tú le convences de que eso no es una maqueta sino el disco que debe editar. Cómo recuerdas ese momento.

Fue un momento muy extraño porque para empezar en esa época no hacíamos demos, ¿sabes? Creo que nunca hicimos una. Quedábamos con una guitarra acústica y tocábamos, luego nos aprendíamos las canciones y añadíamos cosas. Fue raro que Bruce quisiera que escuchase unas demos. Él pensaba que era la génesis de lo que iba a ser Born in the USA pero me puso aquellas canciones en una grabadora de casete enana, su roadie había hecho de ingeniero, y aluciné. Aquello solo iban a ser unas demos que nadie iba a escuchar, eran muy primitivas, pero eran hermosas. Las escuché y me pareció una locura. Todos esos personajes eran fascinantes. En el libro ya digo que todos los cantantes son actores, intérpretes y tienen que convencer a la audiencia que eso que cantan es algo que les ha pasado o que de verdad sienten. Pero en este caso era un nivel nuevo de actor, se había convertido en otros personajes. Yo luego he acabado haciendo eso en otras canciones, pero nunca había escuchado a Bruce hacer eso antes. Fue espectacular. Estaba escuchando esas canciones y me transportaban a las montañas de Tennessee o a las llanuras de la puta Dakota. Me llevaron a sitios extraños. De inmediato pensé que aquello era lo más íntimo que un artista podía hacer, como es grabar algo que no tiene intención de hacer llegar al público y por ello era loco, extraño y carecía de autoconsciencia. Me pareció algo extraordinario y en ese momento le dije que aquello no era una demo, que era un disco. Una obra artística legitima. Aquello le sorprendió, era lo último en lo que estaba pensando. Le desconcertó. Los otros productores y managers no se lo tomaron en serio. En aquel momento no había grabado un disco sin la banda, para él la E Street Band era parte importante de todos sus discos. Aquella era una idea nueva. Le llevó un tiempo y creo recordar que intentamos tocar algunas de esas canciones con la banda hasta que poco a poco fue convenciéndose de que había hecho algo especial y que podía editarlo así.

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Nebraska, la genial anomalía de Bruce Springsteen

37:39

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Cómo ha evolucionado tu relación con Bruce a lo largo de los años. Os conocisteis siendo muy jóvenes.

No ha cambiado tanto. Hemos tenido nuestros más y nuestros menos y tres grandes discusiones en nuestra vida, de las que hablo en el libro. Ha habido temporadas en las que hemos estado más alejados, pero ahora estamos más unidos de lo que hemos estado nunca y nos sentimos como cuando éramos jóvenes.

Otra faceta que me resulta fascinante es tu salto a la televisión. Han pasado veinte años desde la primera temporada de Los Soprano, una serie que cambió la forma de hacer televisión. ¿Vuelves a ella alguna vez? ¿Te sientes cómodo viéndote actuar?

De vez en cuando se hacen maratones con fans e invitan a los actores. Hace no mucho volví a ver la primera temporada y puedo entender porque la gente sigue amando esa serie. Es diferente y aguanta bien el tiempo. Fue una locura y la verdad es que disfruté mucho viéndola, creo que gustó a gente muy diferente y yo puedo verla ahora con los ojos de un fan.

Para mí tu gran escena es cuando te ves obligado a matar a Adriana La Cerva, uno de los personajes más queridos. Viéndote en pantalla dabas miedo, imagino que no fue una escena fácil de rodar...

Gracias, fue una gran interpretación. Hay muchas cosas que haces cuando actúas que van en contra de tu forma de ser, de tu personalidad. Cuando me dieron el papel tuve que crear mi propia filosofía de lo que era actuar, adivinarlo. Había visto a mi mujer ir a clases de actuación y yo le hacía muchas preguntas, pero cuando me llegó el momento tuve que averiguar las cosas por mí mismo. Decidí que cada característica conocida en el ser humano está presente en cada uno de nosotros y el trabajo del actor es encontrar esas características propias del personaje que interpretas y darles vida, abrazarlas y sentirlas. Te despiertas con ellas, dentro de tu cabeza y de tu cuerpo. Esto es más intenso todavía cuando interpretas a un asesino. Hay que darle vida a lo que lo mueve. La mayoría del tiempo, dependiendo a quien intérpretes, puedes encontrar esas características fácilmente, pero en este caso era lo opuesto. Odio a los abusones y a los hombres que maltratan a las mujeres por eso creo que esta fue una gran interpretación porque me hizo ser algo que yo odiaba, pero entiendo que el personaje estaba haciendo lo que tenía que hacer: proteger a su jefe.

 
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