Más conflictos y niños soldado
Save The Children alerta del crecimiento de los conflictos armados alimentados por el cambio climático y la pandemia
Ómicron y el gran hipócrita
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La guerra va ganando terreno en el mundo. El informe “Stop the war on children” de Save The Children revela que casi 200 millones de niños y niñas viven en zonas de guerra, una cifra récord. Además, 337 millones de menores están en riesgo de ser reclutados por grupos armados, el triple que hace tres décadas.
Las zonas del planeta más sensibles a la hambruna o al cambio climático son las más afectadas por el aumento de los conflictos. David del Campo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save The Chldren, explica que “la forma más cruel del impacto del cambio climático va de la mano de la pobreza extrema y del conflicto, la inestabilidad y la violencia”.
En esas zonas en las que el conflicto se amplía y afecta a más menores, incluye a más grupos armados y se recluta a niños, se unen las fuertes sequías o inundaciones y el impacto de la pandemia, que ha cerrado escuelas e incrementado la pobreza.
Los conflictos, además de crecer, se han fragmentado, y han dado lugar a la proliferación de grupos armados rebeldes interesados en la “mano de obra barata y obediente” que son los niños. En ocasiones los menores se refugian en esos grupos. En palabras de del Campo, “encuentran que su forma de sobrevivir es matando a otros y, por tanto, la única vía para poder salvar a sus familias, a su comunidad o salvarse ellos mismos es meterse en estos grupos armados”. Su secuestro da protección a la comunidad, que ya no será atacada por ese grupo armado.
“Estábamos en el rio nadando cuando nos llevaron al bosque a la fuerza, nos torturaron, nos golpearon y nos enseñaron a matar, a fumar cannabis y a secuestrar gente”, recuerda uno de esos menores. Estuvo viviendo en ese bosque siete meses con otros muchos niños que, como él, tenían que robar para alimentarse.
Él logró escapar junto a otros de sus amigos gracias a la ayuda de Save The Children, pero no ha vuelto a ser el mismo desde el secuestro. “Desde mi regreso me tratan de manera diferente. Ahora mis padres tienen miedo a dejarme jugar junto al bosque. Cuando regresé, me di cuenta de que la gente me tenía miedo porque sabían que estaba en un grupo armado”, lamenta.
Difícil recuperación
El África subsahariana, Irak, Yemen, Siria, Afganistán, y otros sitios en los que el conflicto se agudiza, son los lugares más afectados por el reclutamiento de menores. La pandemia ha actuado “como un amplificador letal”, asegura David del Campo, aumentando “las consecuencias más duras del conflicto a las que se suma la pobreza y el cierre del sistema educativo”.
Save The Children subraya que los niños soldado corren un mayor riesgo de sufrir lesiones, discapacidades, enfermedades mentales o físicas crónicas, trastorno de estrés postraumático, violencia sexual y muerte. “Dejan de ser niños. Empiezan a transformarse, a hacer cosas que no son de niños, como es dejar de estar en su familia, en su escuela, dejar de jugar, y empieza a estar con adultos, a empuñar armas, a hacer vigilancias y a ejercer violencia sobre otros”.
Por eso su recuperación es muy complicada, asegura el director, siendo necesario devolverle a su infancia para reconstruir su personalidad.