Reproducir el esquema de polarización del Parlamento es una muy mala noticia para todos

Madrid

Lo que fue un ejemplo de entendimiento en lo que llevamos de legislatura, incluso en los momentos más duros de la pandemia, los acuerdos entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos, ha saltado por los aires con la reforma de las pensiones, concretamente con el mecanismo que se va a utilizar para poder llenar la hucha de las pensiones.

La patronal se ha descolgado y el Gobierno va a tirar adelante la reforma solo con los sindicatos. La sintonía tropezó por primera vez con el salario mínimo, se pensó que era algo coyuntural, pero ayer se vio que es algo de más calado, cuando, además, quedan pendientes otras reformas, exigidas por Europa, y que ahora no parece que vayan a contar con el concurso de los empresarios. La reforma laboral debería cerrarse este mes y podría haber otro no de la patronal, sobre todo porque el acuerdo sobre las pensiones es especialmente lesivo para ellos, del aumento del 0 '6 % de las cotizaciones, cinco décimas las van a pagar los empresarios.

¿Qué hay detrás de la ruptura del idilio entre los agentes sociales? Bueno es evidente que es fruto de la polarización instalada en este país, donde los acuerdos en política, sobre todo entre los dos principales partidos, son imposibles. Al PP le incomodaba el idilio que el líder de los empresarios parecía mantener con la ministra de Trabajo, que para más inri es comunista, al líder de los empresarios se le ocurrió entender los indultos a los presos del procés, demasiadas cosas para el sector conservador, y cierta incomodidad también dentro de la organización empresarial.

Parece que las cosas recuperan ahora su orden natural y es una lástima, porque cada vez que los agentes sociales se sientan en una mesa es para tratar de las cosas de comer, y los acuerdos son en beneficio de todos. Reproducir en esa mesa el esquema del Parlamento es una muy mala noticia para todos.