El apagón
"No se hagan muchas ilusiones. Me temo que ningún apocalipsis nos librará este invierno de pagar las facturas de la luz"
Madrid
Circula mucho por las redes la cosa (permitan que no hable de noticia ni de información, porque ni lo uno ni lo otro) de que este invierno habrá un apagón tremendo. Posiblemente en toda Europa, pero en España segurísimo, vete a saber por qué. Yo creo que al precio que está el kilowatio/hora, las eléctricas harán lo necesario para no dejar de rebañarnos ni un minuto, y que los apagones los sufrirán solamente quienes no reúnan el capital necesario para pagar la factura. Pero quién sabe.
El pasado invierno, con Filomena, comprobamos que mucha gente prefiere pecar de precavida. Ya me dirán qué hace alguien con una pala en un piso. Pues bien, un montón de urbanitas tenían palas, y picos. Mejor no preguntar para qué. Ahora, la precaución se refleja en la compra de equipos de supervivencia. Están vendiéndose como pan caliente.
He estado mirando equipos que se ofrecen en la red y la mayoría están pensados para circunstancias de aventura. Dudo que en caso de apagón sirvan de mucho los cuchillos, los silbatos y las yescas para encender fuego. Incluso a oscuras podemos orientarnos por nuestro pasillo sin necesidad de brújula. Si acaso valen linternas y mantas. Y desde luego las estufillas de butano, que van buscadísimas.
Yo estaba en Buenos Aires el 16 de junio de 2019, finales de otoño allí, cuando se produjo un superapagón que dejó a oscuras durante bastantes horas a casi toda Argentina, Uruguay, parte de Paraguay y el sur de Brasil. Si les sirve mi experiencia, lo más útil en esas circunstancias es una radio a pilas y, puestos en lujos, un equipo electrógeno. Veo en un catálogo que por bastantes miles de euros hay kits gigantescos que vienen con todo, todo, como para sobrevivir tranquilamente al fin del mundo.
Pero no se hagan muchas ilusiones. Me temo que ningún apocalipsis nos librará este invierno de pagar las facturas de la luz.