Los cabos sueltos de la pandemia

Madrid

Veinte meses después del inicio de la pandemia, parece que empezamos a ver la luz y el final de una crisis sanitaria que se ha filtrado a todos los ámbitos de nuestras vidas. En este tiempo se ha analizado mucho la paralización de la vida tal y como la conocíamos, con todo lo que ese impacto conllevaba. Ahora toca centrarse en los asuntos sin resolver que trastocó el coronavirus: se retrasaron y cancelaron innumerables bodas, conciertos, viajes… Y, en muchos casos, los consumidores siguen esperando su compensación. Para saber en qué punto estamos y a qué tenemos derecho, hablamos con José Carlos Cutiño, abogado de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), y con Rubén Sánchez, portavoz de FACUA.

Un asunto que ha supuesto muchos disgustos y miles de euros perdidos ha sido la cancelación o reorganización de bodas. José Carlos Cutiño explica que el dinero perdido en estos casos debería reintegrarse: “Es algo fundamental en el ordenamiento jurídico, si no se puede cumplir lo estipulado en un contrato por una causa de fuerza mayor, el contrato queda nulo y el dinero se devuelve a los afectados”. Puntualiza, eso sí, que ha habido muchas dudas para determinar qué era una causa de fuerza mayor en estas situaciones, lo que ha generado “una conflictividad que ha afectado a mucha gente y que seguimos arrastrando. Hay mucha gente pendiente de recibir devoluciones de servicios que pagaron y no pudieron disfrutar”.

¿Y qué pasa con los gastos de cancelación que pagamos al comprar, por ejemplo, la entrada de un festival? ¿Qué son y por qué no se reintegran a los consumidores? Rubén Sánchez afirma que las empresas deberían justificar cuáles son esos gastos y de dónde salen: “La inmensa mayoría de las veces suponemos que se los están inventando, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de protocolos de compra online en los que no hay ningún coste adicional para las empresas”.