Ana y Mariví: vivir para cuidar
Los principales problemas a los que se enfrentan las personas cuidadoras no profesionales son la falta de formación y el desconocimiento de recursos, la sobrecarga de tareas, la ausencia de apoyo y el abandono de su propia vida
Ana y Mariví: vivir para cuidar
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Madrid
El cuidado de un familiar dependiente conlleva una serie de cambios emocionales, físicos y, en muchos casos, laborales, para quienes se dedican a sus cuidados. Las mujeres son, casi siempre, las más afectadas. Se trata de un trabajo invisible, no remunerado y de gran importancia para la sociedad, que requiere grandes dosis de paciencia y de generosidad.
Cuando hablamos de personas dependientes nos referimos a aquellas que no pueden realizar de forma autónoma acciones básicas cotidianas, por ejemplo, atender sus propios cuidados, debido a la pérdida de capacidades físicas o psíquicas y precisan de la atención de otra u otras personas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el número de personas mayores de 65 años ha crecido casi un 40% en los últimos 20 años hasta llegar a representar cerca del 19% de la población española. Se calcula que en nuestro país hay en torno a 1.400.000 personas, muchas de ellas ancianas, en situación de dependencia reconocida, una cifra que irá en aumento como consecuencia del envejecimiento de la población.
A todos esos mayores dependientes pero, sobre todo, a los familiares que les cuidan, dedicamos este espacio y lo hacemos con la ayuda de dos de esas heroínas: Ana María Arranz Salazar y Mariví Martín Cristóbal. También nos acompaña Irene López Díaz, psicogerontóloga y técnico de mayores del proyecto Atención a personas cuidadoras de Cruz Roja.