'El sustituto', cuando los nazis tomaban el sol en el Levante
Ricardo Gómez y Vicky Luengo encabezan este thriller alrededor de uno de los acontecimientos menos conocidos de la historia de España
Madrid
Tras la Segunda Guerra Mundial, la Costa del Levante se convirtió en pequeño refugio para algunos de los nazis más buscados en todo el mundo. Dénia, una ciudad portuaria en la provincia de Alicante, se consagró como escenario paradisíaco donde miembros de la SS y del Ejército Alemán Nazi tomaban el sol disfrazados de turistas a espaldas de la justicia internacional.
Óscar Aibar (Barcelona, 1967) firma esta historia que descubrió hace más de diez años veraneando en Calpe (Alicante). “En un restaurante veo la típica pared de fotos de famosos y recuerdo una pequeñita, en color, con seis o siete personas vestidas con trajes de las SS”, apunta. “Eran peinados de los años 60, les pregunto que qué rodaje era ese y me dicen que eran los alemanes de Dénia, que estaban al lado y que venían a celebrar sus cosas”.
En este momento el director constata que “se abre la caja de pandora” y comienza a crear un relato alrededor de algunos de los nazis más importantes que “estaban con camisas de flores tomando el sol apenas a tres horas en vuelo de Berlín”.
A partir de este descubrimiento, Aibar comienza un proceso exhaustivo de documentación y así es como nace 'El sustituto', un thriller policial ambientado en la localidad alicantina en el año 1982. Conocemos la historia de Andrés, un policía madrileño que llega a la zona a sustituir a un compañero recientemente fallecido y que finalmente destapa uno de los mayores secretos guardados por el Franquismo.
“Es un hombre nacido en la década de los 50, criado en el asilo social de Paracuellos del Jarama que rápidamente entra a formar parte de la Policía. Trabaja en Madrid centro en los años 80, años del plomo”, explica Ricardo Gómez, el protagonista del filme. "Nosotros pusimos el foco en la evolución del personaje que más nos interesaba, en ver cómo un personaje que a priori es un hombre de acción y es un brazo ejecutor, va desarrollando una empatía por el dolor de la gente que le rodea y que luego se maximiza con la investigación de los nazis y se extiende a un dolor ajeno de millones de personas”, matiza.
La película, protagonizada por Ricardo Gómez, Vicky Luengo y Pere Ponce, se construye a través de los silencios. De un silencio democrático continuista con una dictadura hospitalaria que acogió con los brazos abiertos a personas acusadas de crímenes contra la humanidad.
“Doce años de Partido Nazi en el poder -desde que ganan las elecciones hasta que acaba la Segunda Guerra Mundial-, con sus servicios de inteligencia generaron lo que generaron. Nosotros tuvimos prácticamente cincuenta años de eso, no doce, cincuenta. Los servicios de inteligencia del Franquismo que habían sido adiestrados en sus métodos por los alemanes, eran muy buenos haciendo cosas muy malas. Una de las cosas que hicieron realmente bien fue ocultar esta historia”, sostiene el director.
“He querido pensarla para una chica o un chico de 20 años que van al cine y que de repente saben poco de la transición y mucho menos de lo que había antes. Intento hacer un espejo con la situación actual, con este auge del fascismo y esta revisión absurda y letrada de la historia”, comenta.
En medio de este viaje, que comienza con la investigación alrededor de un cuerpo encontrado en extrañas circunstancias, Andrés se cruza con Colombo, interpretado por un fantástico Pere Ponce y con Eva, una doctora también sustituta en un mundo totalmente masculinizado.
Vicky Luengo, que interpreta a esta médico, explica las pocas posibilidades que tenía la mujer para acceder a un puesto de poder. “Tampoco era fácil acceder a estudios superiores, sobre todo siendo de clase obrera”, matiza. “Creo que parte de la construcción que hice con Eva tenía que ver con entender que esta chica a lo mejor se ha quedado sola y creo que es algo bonito de los tres personajes, que habitan mucho la soledad. En mi caso, Eva se ha quedado un poco sola porque ha tomado una decisión de vida que en el 82 a lo mejor no era muy común”.
‘El sustituto' narra uno de los episodios menos mediáticos de la historia de España. Una historia, nuestra historia, que incluso en los años 80, a las puertas de la victoria socialista se mantuvo silente y al margen. Aibar dibuja las líneas que han definido a un país durante mucho tiempo, un lugar donde los personajes han de enfrentarse a su pasado y a su presente para crear, de alguna forma, una memoria colectiva, un recuerdo para no olvidar.