Cuando el zurcido cuesta más que el traje

Madrid

El precio de la luz se ha encaramado hoy otra vez al cielo: o sea, al infierno. Y así será hasta que se apruebe la prevista ley de reforma del sistema, para cortocircuitar el exceso de beneficios logrados por las eléctricas con las energías más baratas (hidráulica y nuclear) y crear un fondo sacando del recibo el coste de apoyar a las renovables. Pero por ley, no por decreto, ha argumentado esta tarde al Congreso la vicepresidenta Teresa Ribera. Aunque tiene un papel muy difícil, suena solvente cuando se opone a improvisar, a fijar precios administrativos aquí y allá y a incumplir las directivas europeas: porque esa vía directa provoca sanciones y multas. O sea, como un zurcido que cuesta más que el traje. Un invento parecido del ministro Soria en el Gobierno de Mariano Rajoy costó al contribuyente una indemnización a las hidroeléctricas de 1.400 millones de euros en los tribunales. Pero hay prisa social para actuar antes de que llegue la ley, porque el precio sube demasiado deprisa. El Gobierno ya rebajó impuestos a la luz. También se podría reforzar temporalmente el "bono social" a los más vulnerables. O extender ese tipo de apoyo a las pequeñas empresas que amenazan ruina. Y perseguir con más dureza a las compañías que han aumentado fraudulentamente la factura hasta un 30%, por ejemplo, publicando su nombre. Para que el mercado funcione. O sea, sin trampas.